El milagro del pequeño pueblo siciliano de Sutera con el que Salvini quiere acabar
Las regiones italianas se revelan contra el 'Decreto Sicurezza' que pretende destruir el sistema de acogida modélico para la ONU
Madrid
Sutera es un pequeño pueblo en el centro de Sicilia que desde hace más de media década vive la realidad del envejecimiento de la población y del cambio del pueblo por la ciudad. Había pasado en los últimos años de 5 mil habitantes a mil y pico.
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La historia a veces se revela a si misma. En 2013 un naufragio, entre los tantos que ve suceden tristemente en el Mar Mediterráneo, trajo a las costas italianas 368 personas que habían perdido la vida. Sutera se dio cuenta que como cuerpos no podría haberlos acogido porque su población extremamente envejecida había llenado el cementerio pero sus casas estaban vacías.
Así es como decidieron formar parte del sistema de acogida de migrantes en Italia (SPRAR). El SPRAR está gestionado por los propios ayuntamientos locales, que no abastecen solo una cama o comida, sino que acompañan a los solicitantes en todo el proceso de inclusión en el país incluso antes de la obtención del permiso de residencia o de acogida, enseñándoles la lengua italiana y ofreciendo formación profesional. Nuncio Viterallo, es el coordinador de este programa en el pueblo siciliano, explicaba en exclusiva para la Cadena SER cómo el programa consiguió devolver la vida en dos direcciones: a los migrantes que llegaban desesperados por su situación y al pueblo abandonado a la feroz despoblación.
La propia ONU ha concluido en diversas ocasiones que "el sistema de acogida de solicitantes de asilo y de refugiados en Italia estaba en la vanguardia respecto a aquellos de países europeos como Francia, España o Grecia".
Nuncio hace una marca temporal: desde que aparece el 'Decreto Sicurezza Salvini'. Para el derecho anti-migración italiano estas comunidades gestionadas por los ayuntamientos locales son la catástrofe del siglo XXI. Pero Nuncio nos explica que, en realidad, conseguirán lo opuesto: desatender a los migrantes que llegan para ponérselos en bandeja a las mafias.
Pero, a pesar de que ese clima incendiario amenaza con estropearlo todo, hasta el momento y tras muchos años el sistema funcionaba con mucha efectividad. Uno de los ejemplos es John Babolan Wale tiene 35 años y lleva en Sutera desde septiembre. Es de Nigeria y se mudó allí con su familia, su mujer y sus hijos. Nos ha contado que su vida allí es muy agradable, se siente acogido y comprendido y que en su viaje hasta Italia se encontró entre la vida y la muerte.
Ahora disfruta de las posibilidades que le ofrece lo que más anhelaba: la paz. Un entorno en el que poder ver crecer a sus hijos, que asisten a la escuela del pueblo, y aprender italiano con la ayuda del programa y los propios locales para construir una nueva vida lejos, muy lejos del horror que Nigeria y Libia pusieron en su camino.