A la conquista de España
Josep Ramoneda analiza la investidura de Juanma Moreno en Andalucía y el futuro de la derecha democrática en España, la propuesta de debate nacional del presidente francés Macron y el desden europeo ante el drama de la inmigración
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Barcelona
Juanma Moreno en su discurso de investidura en Andalucía habla de diálogo sin cordones sanitarios para justificar su alianza con Vox. Es la coartada con que el PP se defiende de un pacto apresurado por la urgencia de Casado de tocar poder. En este país hay libertad de expresión, también para Vox y para todo los que defienden ideas absurdas. No se trata de silenciarlos. Se trata simplemente de defender las instituciones democráticas. ¿Y esto que significa? Sencillamente trabajar para que la extrema derecha no tenga poder ni influencia en las instituciones y combatirla ideológicamente. Exactamente lo contrario de lo que hace el PP, que incluso se ensucia con sus equilibrios de lenguaje en materia de violencia de género para no molestar a Vox. El cambio que se proclama en Andalucía va teñido de regresión y de restauración conservadora, bajo el patronazgo de la familia católica. Y dicen que van a la conquista de España.
El presidente Macron invita por carta a todos los franceses a un debate nacional de dos meses para “transformar la cólera en soluciones” y “construir un nuevo contrato para la Nación”. Macron se la juega. Pero su apuesta tiene por lo menos una virtud: reconoce que la crisis de la democracia liberal en Europa es una crisis de reconocimiento de la ciudadanía. Los franceses no se sienten representados, la fractura entre élites y pueblo cada vez es más grande, y muchos se consideran desposeídos de su condición de ciudadanos. Y sin ciudadanos no hay democracia. Al apelar directamente a ellos Macron les da reconocimiento. Y pretende así recuperarlos. El diagnóstico es acertado. Otra cosa es que su operación culmine con éxito. El presidente juega con las cartas demasiado marcadas.
“Falta decirnos que les dejemos morir”, dice Oscar Camps. España se apunta al desdén europeo por los inmigrantes que mueren en el Mediterráneo. Y Open Arms no es autorizado a salir del puerto Barcelona. El ultraderechista italiano Salvini lo celebra con entusiasmo. “Hasta la izquierda se da cuenta de que tenemos razón”, dice. Triste izquierda, triste Europa.