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Base Guantánamo

Rock y tortura: la banda sonora de las noches de Guantánamo

Mohammed El-Gorani, el preso más joven de joven de la cárcel, recuerda en 'Guantanamo Kid' el uso de música americana como forma de tortura

Los músicos de Rage Against the Machine ataviados como presos de Guantánamo durante su actuación en el Reading Festival / GETTY IMAGES

Madrid

En 2008, los músicos de Rage Against The Machine subieron al escenario del festival de Reading (Reino Unido) vestidos con el traje naranja y la capucha que usaban los presos de Guantánamo. Así ataviados tocaron ‘Bombtrack’, la canción que abría su álbum de debut. Con esta acción, la banda estadounidense protestaba por la existencia del presidio, pero también por el uso de su música en las torturas que allí tenían lugar.

En aquel año trascendió el uso de canciones de reconocidos grupos y solistas como forma habitual de tortura en el interior de varios presidios estadounidenses. Rage Against The Machine no fueron los únicos, pero sí los que más enérgicamente alzaron la voz.

Con los años, los testimonios de las torturas que sucedían en la oscuridad del presidio fueron trascendiendo. Uno de los más crudos llegó a finales del año pasado en forma de novela gráfica. Guantanamo Kid es la historia de Mohammed El-Gorani, el preso más joven de aquel infierno. “Por la noche intentábamos dormir, pero los guardias encendían todas las luces y ponían en marcha aspiradores enormes y muy ruidosos. A veces ponían música a todo volumen”, relataba el chico, que entró en Guantánamo con 14 años y que pasó ocho en aquel lugar sin ser juzgado, acusado de formar parte de una célula londinense de Al Qaeda cuando tenía seis años. “Era música que no conocía, pero podía intuir que las palabras eran soeces”, afirmaba El-Gorani. Algunas de las canciones que el joven recuerda en las páginas de su historia son Killing in the name, de Rage Against The Machine, Fuck your god (que le jodan a tus dios), de la banda de death metal estadounidense Deicide. También sonaba Highway to Hell, de ACDC, o el tema con el que Britney Spears se presentó al mundo. Aunque el gran éxito de Guantánamo era el tema infantil de la serie Barney the purple dinosaur.

  • OTRAS CANCIONES

Los tormentos musicales de Guantánamo también marcaron a Hamed Abderrahman, el preso español liberado en 2004 tras más de dos años encerrado. “Recuerdo ese tiempo con horror. Primero estuve un mes en una celda de dos metros cuadrados que tenía un techo de plancha de hierro, con un calor insoportable y poniendo todo el día una música patriótica americana fortísima. Era Born in the USA, de Bruce Springsteen”, relataba Abderrahman en una entrevista en la SER.

El uso de música como forma de tortura resultó una enorme sorpresa entonces, más cuando en la lista de las canciones usadas aparecían composiciones muy apreciadas y reconocidas. Sin embargo, la música resultó ser una herramienta muy poderosa cuando se combinaba con el aislamiento o la privación de sueño. “Si pones una canción durante 24 horas tu cerebro y las funciones corporales empiezan a fallar, tu pensamiento se ralentiza y tu voluntad se quiebra. Ahí es cuando empezamos a hablar”, explicaba el sargento Mark Hadsell, miembro del U.S. Psychological Operations en un reportaje. Esas torturas tuvieron también efectos físicos en los presos. Mohammedou Slahi, que pasó 14 años en Guantánamo sin ninguna acusación contra él, explicó tras su liberación que aquellas sesiones musicales le han provocado severos problemas de audición, entre otras lesiones.

Portada de la novela gráfica sobre la vida de Mohammed El-Gorani

Portada de la novela gráfica sobre la vida de Mohammed El-Gorani / NORMA EDITORIAL

Los primeros testimonios sobre estas torturas musicales provocaron una queja formal de los músicos, que pidieron que se hiciera pública la lista de canciones utilizadas. Aunque no todos los artistas vieron mal que sus canciones sonasen en Guantánamo. En 2017, Drowning Pool, una banda de metal, actuó para los soldados de la base cubana en la fiesta del 4 de julio dentro de un festival con un nombre irónico, Freedom Fest. El grupo aseguró que era un honor que su música sonase en Guantánamo. El bajista del grupo dijo que si su música servía para evitar otro 11-S era un honor prestar ese servicio. Poco después, y ante la polémica, aseguró que sus declaraciones habían sido sacadas de contexto.

El uso de música popular como forma de tortura se hizo público tras la victoria electoral de Barack Obama y desde la Casa Blanca se aseguró que ya no se utilizaba la música en las prisiones como forma de tortura y que más aún, que ya no se torturaba en los presidios estadounidenses. Esa fórmula murió. Aunque Guantánamo, diez años después, sigue abierto y casi medio centenar de presos sigue encerrado. Más de 700 personas pasaron por la bahía de Guantánamo desde el 11 de septiembre, muchas de ellas, como El-Gorani con pruebas frágiles o trucadas.

 
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