¿Información o espectáculo?

El rescate de Julen en la localidad malagueña de Totalán, está siendo una peripecia angustiosa que ha concitado la atención informativa dentro y fuera de España. No hace falta pormenorizar los excesos en los que han incurrido determinados programas y medios en la cobertura del suceso. El despliegue ha transformado el lugar en un eficaz plató y la tentación de rentabilizarlo, llenando espacios muy por encima de la información disponible, ha sido en algunos casos superior a la de cumplir con los requerimientos de la información y de la ética, aquella que exige no convertir en espectáculo un suceso ni rellenar de especulaciones la ausencia de datos.

No es la primera vez que sucede ni la primera en la que se suscita el debate sobre los límites de una cobertura así. El Consejo Audiovisual de Andalucía acaba de anunciar que analizará el tratamiento mediático. Ya lo hizo con la muerte del pequeño Gabriel Cruz y concluyó que algunos medios habían incurrido en “sensacionalismo extremo”. Un abuso que denunció el Colegio de Periodistas de Galicia con el caso de Asunta Basterra. Un abuso que se criticó en los casos de Diana Quer o de Marta del Castillo. Y que se seguirá produciendo y criticando, porque muchos se escandalizan de viva voz mientras con el mando a distancia convierten estas ofertas en espacios de máxima audiencia. El domingo se cumplirán 26 años del hallazgo de las niñas de Alcasser. ¿Recuerdan? Un cuarto de siglo después parece que nada hemos aprendido.