Maldita la gracia
En España siempre se ha hablado en tono jocoso de los curas que metían mano, pero maldita la gracia
Maldita la gracia
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Madrid
Miguel Hurtado ha recorrido España para encontrar personas que, como él, hayan sufrido abusos sexuales siendo niños por parte de algún miembro de la Iglesia católica. Así conoció a Marius, y a Jota, y a Eduardo, y a Carlos, y a Félix, y a unos cuantos más. Todos sintieron culpa, miedo, vergüenza. Jota explica en el documental Examen de conciencia que se volvió un niño melancólico, retraído, a quien le costaba comunicarse; que un profesor del colegio le hizo tantas animaladas que mejor ni las cuenta, porque asustan. Soportó varios años de violaciones habituales. Marius explica que su cerebro lo tapó todo, y que poco a poco ha ido recordando. Miguel dice que su mundo directamente se desmoronó, y que de esas ruinas tuvo que recomponer un proyecto vital.
Desgarra ver a hombres hechos y derechos, de 30, 40, 50 y 60 años, absolutamente rotos, contando lo que les pasó entonces y después. Porque, como dice uno de ellos, en España siempre se ha hablado en tono jocoso de los curas que metían mano, pero maldita la gracia. Las secuelas han acompañado a estos hombres de por vida. La Iglesia española no puede seguir ignorando el examen de conciencia que debe hacer para reconocer el dolor que han causado algunos de sus miembros e impedir que vuelva a suceder. Porque puede que estos delitos fueran cosa de unos pocos, pero la ocultación fue general. Para pasar página, primero hay que rendir cuentas.