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La venganza del #MeToo: la película que dispara contra los periodistas estrella

El director español Pedro C. Alonso debuta en la dirección cinematográfica con 'Feedback', un thriller claustrofóbico rodado íntegramente en un estudio de radio. Una película de género que le sirve para diseccionar el poder, la justicia y la impunidad en tiempos de redes sociales, periodismo de entretenimiento y populismo

'Feedback': entrevista a Eddie Marsan, Ivana Baquero y Pedro C. Alonso

'Feedback': entrevista a Eddie Marsan, Ivana Baquero y Pedro C. Alonso / EDICIÓN: PABLO PALACIOS

Madrid

Un estudio de radio, una emisión en directo y un secuestro. Pedro C. Alonso debuta en la dirección con un angustioso thriller, rodado en inglés, sobre la justicia y el uso del poder. Un famoso periodista británico, estrella combativa contra el Brexit, se sienta cada noche ante el micrófono para denunciar las mentiras, la intoxicación y la manipulación en el proceso de salida de la Unión Europea. En su pedestal intocable, el locutor –interpretado por Eddie Marsan- ejerce con despotismo su cargo. “El aspecto principal de Jarvis es la vanidad. Cuando llegas a cierto nivel de fama, es muy seductor. La gente siempre te dice que tiene una buena opinión de ti. Es muy tranquilizador para su vida, pero cuando se da cuenta de que lo puede perder, esto corrompe su moralidad”, explica el actor en conversación con ‘El Cine en la SER’.

Una moralidad y una ética corrompidas por el poder, por los abusos de un estamento privilegiado que encubre sus fechorías. Una venganza promete acabar con su reputación, lo más valorado para un hombre que se va despojando de humanidad. Una historia del pasado en un hotel vuelve para amenazar su posición. "La película también explora qué falló a nivel institucional para que esta chica no tuviera la ayuda necesaria para intentar superar lo que le sucedió, se vio completamente sola, nadie la quiso ayudar y eso la lleva a tomarse la justicia por su mano", cuenta Ivana Baquero, la actriz a la que recordaran como la niña de ‘El laberinto del fauno’, ahora afincada en Los Ángeles.

Rodada entre Galicia y Londres, el director español concentra toda la acción en ese estudio de radio, su mesa de control y sus sets colindantes en una cinta de género que le sirve para abarcar el #MeToo en las esferas periodísticas, la justicia paralela o el periodismo infectado por el entretenimiento y las redes sociales. "Las redes pueden hacer que esta figura sea impune por su poder, que tenga éxito por una personalidad ficitica", añade Baquero, cuyo personaje sufre el escrutinio mediático de la mujer denunciante.

Ivana Baquero y Eddie Marsan, durante la entrevista en Madrid / EONE ESPAÑA

Con su camiseta anti Brexit (’Pulling out never works’), Eddie Marsan denuncia la deriva de las sociedades modernas, la confusión y la irresponsabilidad de los medios y los políticos:

El populismo es seducción, es ser seducido por simples mentiras frente a verdades complejas y pienso que esas simples mentiras son una forma de entretenimiento… porque te permiten satisfacer tus propios prejuicios, te permiten satisfacer tu propia ira, te permiten culpar a alguien más. Estoy seguro de que en la Alemania nazi cuando todas esas personas iban a las manifestaciones de Nuremberg y culpaban a los judíos o culpaban a los homosexuales era porque se lo estaban pasando en grande, porque estaban enojados y alguien les estaba diciendo que su enojo estaba justificado. A veces no hay nada mejor que estar enojado y que alguien te diga que tienes derecho a estar enojado. Ahora los políticos populistas le dicen a la gente que tiene derecho a estar enfadada y el problema es que algunas mentiras están funcionando porque son de otros, de inmigrantes, de judíos, de gente de color. Esta gente disfruta estando enfadada, explorando esto. Es una forma de entretenimiento para ellos y es una forma de manipulación, pero es una gran mentira. Una gran mentira

Claustrofóbica y violenta, Alonso convierte esta historia en un home invasion asfixiante, sin salida, sin respiro, más pendiente del juego de sonidos de la radio en directo –auriculares, micrófonos, regletas, mesa de control…- que de la cámara, para seguir la angustia de unos personajes que en 90 minutos revelan toda su construcción moral. La falsa integridad periodística y ética, la impunidad, los remordimientos, los impulsos violentos y la humanidad de un debate entre el fin y los medios ante injusticias institucionalizadas. La ópera prima de Pedro C. Alonso, seducido por el poder del cine de género capaz de trazar la realidad, retumba actualidad.

¿Por qué una historia sobre la corrupción del poder y la fama?

El director Pedro C. Alonso y los actores Paul Anderson, Eddie Marsan y Oliver Coopersmith en el set de rodaje / Foto: Xurxo Lobato

Más sobre el poder en sí, que tenemos ejemplos recurrentes y gloriosos en el cine, lo que me interesaba era una mirada sobre el uso del poder. Tocaba hablar un poco del poder desde su significado más transversal, nos estamos acostumbrando a que tenga una única figura, el del poderoso –el empresario, el banquero, el político…- y no es así. Todos tenemos poder sobre algo o sobre alguien. Es muy fácil de entender si ponemos de ejemplo del de un padre o una madre sobre sus hijos, tienes un poder radical, absoluto y casi divino sobre esos seres humanos. Todos lo ejercitamos, todos los días y me interesaba acercarme a eso desde la mirada de qué pasa cuando lo utilizas con irresponsabilidad. Más que el significado en sí mismo del poder, sobre la irresponsabilidad. El poder corrompe en el momento en que dejas de usarlo responsablemente.

También hay una mirada sobre la impunidad de ciertos estamentos del poder, en este caso del periodismo, en periodistas estrella y su capacidad para encubrir sus abusos…

Esa mirada es mucho más afilada. Sobre el poder es más abierta, sobre su uso, pero en el tema de la impunidad me mojo un poco más. No soy un pesimista y creo que cada vez lo hacemos mejor, o nos esforzamos mejor en hacerlo, ya sabemos que el mundo está como ésta, pero no puedo ser un pesimista, una visión gris de las cosas constante a pesar de ser consciente. Pero ahí hay algo que me irrita como individuo, es que empiece a dar igual la forma de conseguir las cosas. Estamos en un momento en que solo importa conseguir los objetivos, cómo los hayas conseguido es irrelevante. Pues no, no lo es, es mucho más relevante que el objetivo. Lograr una meta pasando por encima de otros saltándote cualquier regla, norma, o por no hablar de la ética o decencia, me parece peligroso y que lo normalicemos y lo veamos cada vez más natural. Y una vez más, no estamos hablando solo de los grandes estamentos, estamos hablando a nivel individual y de calle.

En el caso de la prensa, es nuestro contexto, el de ‘Feedback’. Y nace más de las posibilidades narrativas y emocionales que me da la idea de ese estudio de radio, ese lugar cerrado y claustrofóbico del que no puedes salir. Y que no es un lugar rebuscado donde situar la historia, es un lugar muy orgánico, natural, y donde todo el mundo sabe que existe. No es un laberinto, o las cloacas. Pertenece a nuestro mundo. La mirada va a ir sobre eso, y sobre la prensa. La prensa no existe, existen individuos que forman parte de un todo. Y dentro de ese grupo, te va a encontrar a algunos como en otros grupos, al que es íntegro y al que tiene un código que no lo va a quebrantar aunque le vaya peor. Te encontrarás al que no tenga un código tan sólido, cuya integridad flaquea, y entonces es más permeable a determinado uso más pernicioso de su posición privilegiada.

En la construcción moral del protagonista, ese locutor de radio transita de la integridad periodística a la corrupción moral. También es una historia sobre una vida construida en torno a la reputación, ahora en tiempos de redes sociales y entretenimiento…

Eso es lo que más ancla ‘Feedback’ al mundo contemporáneo. Se mencionan cosas que ponen la película en el contexto de hoy, por ejemplo, el Brexit, si fuera en otro país, se mencionaría otra cosa porque toda Europa está un poco así, cada país tiene lo suyo y el núcleo es más o menos el mismo. Le hemos puesto muchos nombres, el auge del populismo, el descontento con la crisis económica… Pero lo que la fija a la realidad son las redes sociales, nuestra relación con ello, el uso que hacemos, el poder que tiene de filtro para convertir a las personas en cosas, nuestra relación con la fama y los famosos. Todo eso hace que haya mucha actualidad, que sea muy de aquí y de ahora, y me la hace interesante para el espectador. Del poder ya hemos hablado y seguiremos hablando, pero sobre esto se está estableciendo un diálogo que es nuevo. Necesitamos empezar a hablar de esto con más frecuencia, con una mentalidad abierta, con una óptica constructiva y sabiendo que al final las personas lo acabamos asimilando todo. Las redes sociales no nos van a aislar, quizá algún individuo, pero los bares siguen llenos de gente.

Es también una propuesta de género sobre el #MeToo, sobre la justicia paralela, las denuncias de abusos, sobre por qué no se cree a las mujeres… ¿ahí también existe un enfoque actual?

El director Pedro C. Alonso, durante la entrevista / EONE ESPAÑA

La referencia al movimiento #MeToo es fruto de la casualidad. Surge en octubre de 2017 y la película se rueda en febrero de 2018, es algo que simplemente sucede. Hay numerosos ejemplos en el cine, por ejemplo ‘Mystic River’ de Clint Eastwood, que trata estos temas y tiene 20 años. Es algo que desgraciadamente va con nosotros y desgraciadamente no se ha terminado. Las reacciones son siempre viscerales. ‘Feedback’ es ficción, es metafórico, no pretende retratar nada, pero sí es algo contra lo que reacciones de manera visceral porque es terrible. Son las cosas que nos enseñan lo peor de las personas. Es cierto que se conecta con la actualidad por ahí, la parte más interesantes es cómo nosotros, sobre todo a través de las redes sociales como herramienta participativa, gestionamos todo este tipo de cosas, la verdad, la protección a la víctimas… Ahí ves cosas muy atroces, es acojonante la falta de empatía, de tratar a la gente como cosas. Como si la persona fuese sus fotos en Instagram, no la persona, y se hace con una alegría y una falta de remordimiento que necesitamos hablar de ello.

Aunque tiene mucho de película de venganzas, y además la cuentas desde el lado del espejo, es más una película sobre la justicia. Sobre qué pasa cuando las herramientas institucionales fallan. Siempre pasa lo mismo, cuando la justicia falla, los mecanismos se ponen en marcha para que se restablezca y eso no es la venganza, es justicia. No soportamos como sociedad avanzada que no la haya. Yo no lo puedo soportar. Y sinceramente no conozco a nadie que le vaya bien si se cometen injusticias. Tenemos ese impulso a restablecer la justicia, a que las cosas vuelvan a funcionar, a poner orden y poder seguir viviendo lo más en paz posible.

¿Por qué este acercamiento desde el home invasión o esta especie de social horror thriller?

El cine tiene un poder. Consigue que de una manera relativamente simple, sencilla y directa puedes tratar temas muy complejos. Lo consigue de una forma más eficiente que otras formas de expresión, que la literatura o la música, que necesitan más tiempo e implicación del espectador o de la audiencia. El cine te permite tratar temas con mucha carga de manera fácilmente asimilable. Hay una tendencia en los últimos 10 años por todo el cine de género de tratar temas muy complejos con formato de cine de terror. Hay gloriosos ejemplos que he disfrutado como espectador, como ‘Hereditary’ o ‘Déjame salir’. La primera trata sobre los conflictos entre padres e hijos, pero la película va sobre una secta satánica. Me parece glorioso, es capaz de que me llegue el mensaje, toda la complejidad de ser padre, hijo… Si me hubieran hecho una película de padres e hijos, no me acordaría de ella. La exposición del tema de manera obvia, con un punto de vista muy marcado y una lección moral, a mí hace que me cueste que me interese. Como espectador, diría que no es mi punto de vista, o si es el mío, me quedaría como estaba. Al tratarlo de una forma tan metafórica, tan dentro de una ficción, hace que me espolee muchas otras cosas, mucha imaginación, muchas ideas, me sirve de espejo para saber mi opinión. El qué harías tú en lugar del personaje tan importante en una ficción.

¿Cómo fue la producción de sonido? Es más importante en la película que la propia cámara…

El sonido es una de las dos cosas del cine que me interesa desde siempre. Cuando me senté con Pelayo Gutiérrez, le dije: vamos a mezclar esta película como un disco de rock sinfónico. No vamos a mezclarla como si fuera una película. Las voces tienen que sustituir a la imagen del personaje, no necesito oír al personaje que está fuera de campo, necesito sentir que es parte de la acción. Hicimos un trabajo de ecualización de voces que no se suele hacer de esta manera, era como hacerlo para un disco o un cantante. Tiene tanto mimo, transmite tanto, juega un papel tan relevante en la parte emocional, en la intensidad de la película, que estoy muy satisfecho. Junto al trabajo del elenco, es lo mejor de esta experiencia.

El Cine en la SER: 'Bienvenidos a Marwen', el arte contra el odio (01/03/2019)

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José M. Romero

José M. Romero

Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...

 
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