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'Taxi a Gibraltar', más que una comedia: "La desesperación es un gran combustible para la aventura"

El argentino Alejo Flah dirige esta buddy movie castiza con Dani Rovira, Joaquín Furriel e Ingrid García-Jonsson

La cinta inaugura, fuera de competición oficial, el Festival de Málaga este viernes

Dani Rovira, Ingrid García-Jonsson y Joaquín Furriel, protagonistas de 'Taxi a Gibraltar' / WARNER BROSS ESPAÑA

Madrid

Dice Alejo Flah que el cine, ante todo, es una carrera de fondo. El realizador argentino, que debutó en la dirección de largometrajes en 2014 'Sexo fácil, películas tristes', lleva afincado en España desde hace 18 años. Ahora presenta 'Taxi a Gibraltar', una buddy movie muy castiza entregada a la locura. "Me apetecía hacer una película de encuentro entre un argentino y un español. Y surgió rápidamente la idea de Gibraltar, nosotros también tenemos una larga historia con Inglaterra por diversos motivos. Gibraltar encerraba muchas cosas, ese peñón es como un poco 'Encuentros cercanos en la tercera fase', es una imagen tan potente que te obsesiona y te lleva hasta ahí. Y después investigamos lo de que tiene 52 kilómetros de túnel, ese idioma que hablan, el llanito, un spanglish andaluz, y por otro lado, los monos", describe.

La aventura parte del desencanto y la desesperación de tres personajes ahogados. Por la crisis, por su entorno, por sus malas decisiones. "Cuando uno escribe tiene que tener la piel sensible a muchos cosas que están ocurriendo. Por eso me gusta que cosas que estaban ahí latentes estén ahora en las portadas, como el taxi y Uber y Cabify, del brexit y Gibraltar, pero fue algo que cuando escribimos la película, todavía no estaba en las portadas. Lo percibimos de alguna forma cuando la escribimos con Fernando Navarro. Me alegra que eso suceda porque de alguna manera uno está conectado con la sociedad en la que está viviendo", asegura Flah, quien escribió la cinta tres años antes de que muchos de estos asuntos sociales acaparesen titulares. Las hipotecas, los alquileres, la imposibilidad de llevar una vida digna, la particularidad de la vida del pueblo, los buscavidas convertidos en estafadores... también están presentes como partida para entender un viaje de enredo en busca de oro y luz. "Me interesa hacer una comedia que no sea una sucesión de gags, sino que haya personajes, que haya vida. Me gusta atrapar y capturar lo que sucede", recalca.

El director visitó durante un tiempo un bar cercano a su casa donde se congregan taxistas de Madrid para acercarse a su día día. Dani Rovira interpreta a ese conductor malhumorado, desesperado por las deudas, los impagos y la competencia. "Como cineasta tengo que ser un francotirador. Necesitaba la desesperación porque es un gran combustible para la aventura. Si uno está desesperado, se puede ir a buscar oro a Gibraltar. Me interesaba esa idea de que la desesperación te lleva a lugares insospechados. Me gusta mucho una frase de Mack Sennett, un comediante de la época del cine mudo, que decía que la comedia no consiste en ser gracioso sino en parecer desesperado. La desesperación da un componente de comedia que yo quería buscar y explorar", añade Flah.

'Taxi a Gibraltar', comedia de la desesperación

El actor malagueño coincide en ese poder del humor para acercarse a la realidad. "La comedia es una especie de detonador, un lubricante para contar otras cosas, para no hacer de una hora y media sentado en una butaca un drama, para eso existen esas otras películas. No hay nada suficiente serio o importante que no se pueda contar desde el prisma de la comedia", asegura. Ingrid García-Jonsson juega con el acento sevillano de su infancia en el papel de una joven atada al pueblo y sus convenciones que busca romper con todo en su despedida de soltera. "En ningún momento pretende aleccionar ni nada, habla de temas que están sucediendo en la actualidad porque tiene que estar anclada en la realidad. Es una película de aventuras, familiar y de fantasía, pero para enganchar al espectador a la pantalla, hay que darle cosas de realidad, las que pasan en nuestro día a día y están en la película", defiende.

El argetino Joaquín Furriel es el detonante. Un embaucador de libro, un seductor, un liante. Recién salido de la cárcel, con todo perdido, busca una salida para volver a su país. El plan tiene sus fisuras: entrar en los túneles de Gibraltar para encontrar los lingotes de oro que, cuenta la leyenda, llevan años escondidos. Un inmigrante que probó suerte en España y aprendió rápido la picaresca. "La base de la película muestra que quizá estemos viviendo en un sistema a nivel global que incomoda, que hace que las personas tengan que vivir situaciones extraordinarias para salir adelante en el día a día. Nos hemos vuelto una máquina de consumo, de estar todo el tiempo currando... Y la película, en ese sentido, muestra muy al principio la situación de esos personajes y por qué es posible ese encuentro en ese ámbito de la desesperación", explica sobre los temas sociales de los que parte la cinta.

Para Alejo Flah el referente ha sido la comedia a la italiana de los años 50. "El personaje de Joaquín Furriel se llama Diego Manfredi en homenaje a Nino Manfredi, un gran actor de ese cine. Había cierto épica de la desgracia. Esta idea de que uno se reía pero hasta con cierta culpa de lo que le pasa a los personajes. Hay una comedia de la desesperación, está presente ese drama sin necesidad de remarcarlo. La distensión de la comedia permite ser más contudente que con otros tipos de mensajes", concluye.

 
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