El extraño silencio de Vox
¿No les parece llamativo, que a las puertas de sus primeras elecciones generales, claves para su futuro permanezcan en una curiosa semisombra?

Madrid
Hay cosas sorprendentes que a veces conviene rescatar del silencio en el que voluntariamente se encierran, casi en una clamorosa clandestinidad elegida por sus responsables. Ocurre con Vox. ¿No les parece llamativo, que a las puertas de sus primeras elecciones generales, claves para su futuro –y el de España, claro- permanezcan en una curiosa semisombra? Deberían estar llenando espacios públicos con sus propuestas políticas, económicas, sociales o culturales, máxime cuando representan a esa fuerza nueva –las palabras han salido solas- que vienen a revolucionar los valores perdidos en esta miserable democracia burguesa, ajena a los verdaderos valores de Occidente.
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¿Tanto cambio prometen? Pues venga, anímense y salgan al escenario con sus mejores galas para convencernos de las virtudes de sus propuestas. De no mostrar sus grandes y novedosos planes, ese debería ser su campo de batalla como el de cualquier otro partido serio, no tendremos más remedio que conformarnos con chascarrillos y cosas menores, cómo, por ejemplo, por qué tienen tantos y tan buenos contactos con la Fundación Francisco Franco. Ignora este Ojo qué les sucede a los dirigentes de Vox, pero da la impresión de que les asusta la luz del sol y prefieren moverse en las tinieblas de los peces abisales, allá abajo y lejos de la superficie. No sean así. Estamos ansiosos por conocer sus brillantes soluciones para nuestras vidas. Las esperamos con fruición.




