Estrellas muertas
Los Sánchez, Casado, Rivera e Iglesias están a punto de empezar una campaña que dejará algún ganador pero también varios perdedores, varias estrellas muertas
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Madrid
El 1989 el comunismo era ya una estrella muerta. La luz que nos llegaba de detrás del muro no era ya sino sombra, una luz nocturna y glacial. Me preguntó cuántos cabezas de cartel en las próximas elecciones son ya estrellas muertas. Los Sánchez, Casado, Rivera e Iglesias están a punto de empezar una campaña que dejará algún ganador pero también varios perdedores, varias estrellas muertas.
Rajoy perdió dos elecciones antes de ser presidente. Es muy posible que los partidos no tengan ahora tanta paciencia. A Sánchez le mataron un par de veces en el PSOE y saco solo 84 diputados antes de sorprender en una moción de censura que le hizo efímero presidente del Gobierno. Hoy fulminará a los susanistas de las listas electorales pero quizá el brillo de ese poderío que ahora muestra se nos revele dentro de dos meses como una luz mortecina. ¿Y Casado? Casado nos sorprende a diario con una hipérbole, pero habrá que ver que quedan mayo de todos esos fuegos de artificio.
La conversación política es algo que se hace, que se crea, que se construye, un trabajo que nunca termina, un reto por superar, una posibilidad siempre pendiente. Ojalá la política española fuera un lugar de aventura, pero de momento los líderes hacen poco más que centrarse en el corto plazo, en el menudeo, en un vuelo rasante y chato. España parece un objeto político no identificado. Se habla poco de propuestas y mucho muchísimo de politiqueo. El brillo de ese debate desaparece con gran rapidez, quizá porque estamos viendo luz que procede de alguna que otra estrella muerta.