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Maribel Verdú responde a los 'machirulos': "Solo ellos pueden tener 'Lolitas', nosotras no"

La actriz presenta, junto al joven Germán Alcarazu, 'El doble más quince', el tercer largometraje de Mikel Rueda en su vuelta a Málaga tras 'A escondidas'. La cinta relata el encuentro entre una mujer madura y un adolescente. Dos seres perdidos, solos, que necesitan encontrarse a sí mismos. 24 horas de intercambio generacional que han generado cierta polémica en el Festival por la relación sexual

Maribel Verdú y Germán Alcarazu, junto al director Mikel Rueda, presentan 'El doble más quince' en el Festival de Málaga / Carlos Alvarez (Getty Images)

Maribel Verdú y Germán Alcarazu, junto al director Mikel Rueda, presentan 'El doble más quince' en el Festival de Málaga

Málaga

El Festival de Málaga ha vivido este jueves un debate interesante en estos tiempos de lo políticamente correcto ¿Puede una mujer adulta mantener sexo con un adolescente de entre 15 y 18 años? ¿Es creíble? El juicio moral viene por la presentación de la última película de Mikel Rueda, 'El doble más quince'. Su tercer largometraje, que parte del corto 'Caminan', es mucho más que una relación sexual, es un viaje de 24 horas a través de dos seres perdidos, solos, atados, que necesitan encontrase a sí mismos. Ana, interpretada por Maribel Verdú, es una mujer casada, con dos hijos, una médica instalada en la rutina, anquilosada, atrapada, que busca explorar su deseo y volver a respirar. Eric, al que da vida Germán Alcarazu, es un joven de clase baja, ausente, solitario, con problemas económicos en casa tras la pérdida de su padre. Dos seres que comparten esa soledad y cansancio vital y que se citan a través de un chat sexual. El encuentro dará lugar a una jornada de intercambio generacional, de experiencias, de puntos de vista, de aprendizaje y de atracción por las calles de Bilbao. 

Durante la rueda de prensa, ha despertado polémica -en un sector masculino- por, dicen, la falta de credibilidad, por la imposibilidad de esa relación coyuntural entre una doctora y un joven. La cinta ha dividido, entre aplausos y críticas, a los periodistas. "Me fascina que haya polémica y me fascina que mujeres periodistas contraatacaban en la rueda de prensa. Se preguntaban: ¿y si fuera al revés qué? Es normal ver a un hombre de 50 con una ‘Lolita’, ¿por qué las mujeres se van a perder esa oportunidad si quieren o pueden tenerla? Juzgar, toda la vida juzgando, y justificarlo todo, que cada uno haga lo que quiera dentro de la legalidad, que no haga daño a nadie y que ambas partes lo consientan", defiende la actriz en conversación con 'El Cine en la SER' junto al otro protagonista y el realizador bilbaíno. 

¿Por qué querías continuar la historia del corto? ¿Qué te faltaba por explorar?

Mikel Rueda: En realidad el corto nace tras tener la idea del largo en la cabeza. No es al revés. Primero empecé a escribir el largometraje, pero pensé en por qué no hacer una secuencia de la película que me sirviera para explorar lo que quiero contar, para saber si la historia va en la buena dirección, si la química entre los actores es buena, probar tono, color… Que fuese un test y también un teaser de cara a buscar financiación para la película. Era un dos en uno. ‘Caminan’ abría una puerta narrativa, pero a la vez me servía para abrir una puerta conceptual.

En la cinta hay muchas de sus inquietudes, ¿qué te inquieta de esta sociedad?

Mikel Rueda: Son más generales o vitales, no nada puntual. Hay muchas preguntas que yo me hago constantemente porque soy un poco pesado conmigo mismo. Me pregunto constantemente sobre la vida, sobre el sentido de lo que hago, lo que dejo de hacer, de por qué hago las cosas, de qué esa una pareja, qué es el amor… Muchas preguntas que son muy filosóficas, a veces me digo ‘deja de ponerte tan pesado’, pero sí tiene que ver mucho con mi yo poniéndome delante del espejo y preguntándome qué es esto de vivir. Me gusta hacer un cine que me toque a mí, porque solo si me toca a mí, puedo hacer que toque a otros. Son cuestiones muy vitales, reflexivas, que he querido plasmar en el guion. Cada personaje tiene cosas mías de alguna manera.

¿Cómo ha sido la construcción de los personajes? ¿Y su evolución de esos silencios al diálogo? 

Maribel Verdú: Fue muy fácil. Porque la primera secuencia que se rodó de la película era el corto. Lo tendimos incorporadísimo. Lo demás, te juro, que fue dejarse llevar. Por la historia, por la sensibilidad de los diálogos, por las reflexiones que hacen estos personajes, por nuestras miradas, complicidades… Punto. Nada más.

Germán Alcarazu: Yo creo que los personajes pasan de ese silencio a compartir algo tan importante para cada uno, cogen confianza entre ellos, pero esto funciona porque ambos se ven reflejados, están en el mismo punto. Según van viendo y se van conociendo un poquito más, se abren un poco, se cuentan esto, quieren compartir lo otro, cómo lo ves… Empiezan a debatir sobre su situación, que al final es la misma. Ambos se encuentran en el mismo punto desde objetivos distintos.

Mikel Rueda: Me hace ilusión esto del silencio al diálogo porque la idea del guion era eso. Construir dos personajes que viven completamente en silencio, que en sus vidas casi no hablan, y que de repente ocurre eso de que te encuentras a alguien que no conoces de nada, pero sientes que estás a gusto y te permites contar cosas que nunca me ha atrevido a contarle a nadie, que tenía para mí mismo. De repente, puedo ser yo delante tuya, en esta burbuja en la que nos hemos metido. La película habla de esa conexión improbable que, de repente, ocurre con alguien que no te lo esperas y te permite ser tú.

Maribel Verdú: ¿Sabes dónde se puede dar esa situación? Podrías escribir algo así. En los aviones, vuelo largo, 14 horas… Esa persona que sabes que no vas a volver a ver en tu vida y que, de repente, una noche surge, te tomas dos whiskys y empiezas a contarte cosas. Estaría guay. 

La soledad, la necesidad de encontrarnos a nosotros mismos, la búsqueda o recuperación de una identidad, ¿estamos perdidos en esta sociedad, hay mucho cansancio vital que recorre la sociedad?

Mikel Rueda: Vivimos un momento complejo, donde parece que se valora más el individuo, el yo, que el colectivo. Y en ese estar, nos encontramos muy solos, Hemos pasado de una sociedad que era más colectiva a algo súper individualista, lo que importa es la imagen, lo que ven los demás de mí, y ahí nos hemos descuidado. Esa soledad está en todos nosotros, queramos o no, se ha impregnado. La cinta deambula por esa soledad acompañada. Lo que dice la gente cuando va a Nueva York, que le gusta esa soledad acompañada. Pues sí, vivimos en un mundo donde estamos muy acompañados y muy solos. Creo que esto puede ser un punto de inflexión para que algunos cambien

Maribel Verdú: ¿No te da la sensación de que esta es una sociedad en la que estamos solos y que, de repente, necesitamos sentirnos acompañados por gente que desconocemos? La necesidad de que te reafirmen, que te digan lo guapa que estás, de gente que no conoces.

Germán Alcarazu: Muchas veces tenemos esa necesidad de compartir con alguien que no conoces porque realmente no te sientes juzgado. Todo viene de ahí. Es esa libertad de contar lo que sea porque mañana no lo voy a ver y no me va a juzgar. No puedo hacerte tanto daño como, si por ejemplo, le cuento a mi hermano algo y le duele demasiado. Te sientes más libre en ese aspecto. 

Es interesante, más allá de la relación, el intercambio generacional, la necesidad de recuperar el diálogo, de escuchar, de aprender… ¿Hemos perdido esa curiosidad de querer saber?

Maribel Verdú: Querer saber, querer saber, es tan guay eso, tan estupendo. Ser una persona curiosa me parece algo fundamental. Me gusta saber, quería saber toda la vida de Germán, de Mikel, sus amores, su familia… Es como conoces a las personas realmente. Y luego yo también me abro en canal, cuento mis cosas, es recíproco y generoso. El otro día llamé a mi madre para preguntarle a mi madre a qué edad empecé a gatear, no lo sabía. Un día mis padres se mueren y no lo voy a saber nunca.

Mikel Rueda: ¿Y a qué edad empezaste? 

Maribel Verdú: Yo gateaba, gateaba, y antes de tener un año, estaban mis padres tan tranquilos en el salón y vieron a una niña andando pensando que me iba a caer.

Germán Alcarazu: Hay un cambio muy notable. Yo soy igual que Maribel en ese aspecto…

Maribel Verdú: Tú eres un cotilla

Germán Alcarazu: (risas) Sí, totalmente. Aquí somos los tres iguales. Eso es algo muy bueno. Para nuestro profesión necesitamos saber, necesitamos informarnos, aprender de todo lo que nos podamos rodear, empaparnos de todo. Ganarte la vida con algo que te llena de vida, de experiencias que te llevas de por vida, lo demás no va a estar, en cualquier momento puede desaparecer, pero las experiencias van a estar ahí. El tener curiosidad y aprender de tu entorno me parece algo esencial, no solo para nuestra profesión, para la vida en general.

Mikel Rueda: Y tener vivencias, vivencias, vivencias… Que te pasen cosas, muchas cosas. Y poder contárselas un día a tu íntimo amigo o quedártelas para ti. Es la hostia eso. Eso es lo que te da la vida.

En esos contraste de la película, muy anclada a la realidad, se plantea también un conflicto de clase. Ella es médica y él un joven con muchos problemas para salir adelante… ¿Por qué te interesaba ese planteamiento?

Mikel Rueda: Me interesaba poner a dos personajes que venían de mundos completamente diferentes. Ella, con una vida muy fácil y muy solucionada, y él, todo lo contrario. Cómo dos mundos tan opuestos, ya no solo por edad sino por estrato social, de repente tienen las mismas cuestiones vitales, las mismas preguntas y las mismas pocas respuestas. Al final da igual de donde vengas, lo que hayas hecho o dejes de hacer, lo que nos une a todos es este camino incierto en el que estamos caminando. Ninguno sabe a ciencia cierta lo que está haciendo o lo que vayamos a hacer. Somos todos lo mismo. Nos une el mismo miedo, la misma ilusión, todo lo que nos emoción es igual en todas partes. La película no quería incidir en eso, pero sí reflejarlo, poner dos personas que no tienen nada que ver el uno con el otro y darse cuenta que, una vez quitas las corazas, el vestido, el disfraz, es lo mismo. Nos inquieta lo mismo.

Hay películas en la historia del cine en las que una mujer mantiene relaciones con un joven, normalmente ha sido el contrario, el hombre con chicas jóvenes. Aquí cambia el punto de vista, que desde la ficción se pueda normalizar que sean las mujeres las que sientan esa atracción, ¿por qué escuece a los machirulos? ¿no se han visto en esa posición de ver la exploración del deseo femenino? ¿Solo ellos pueden tener ‘Lolitas’?

Maribel Verdú: Total, solo ellos pueden tener ‘Lolitas, no nosotros. Me fascina que haya polémica y me fascina que mujeres periodistas contraatacaban en la rueda de prensa. Se preguntaban: ¿y si fuera al revés qué? Es normal ver a un hombre de 50 con una ‘Lolita’, ¿por qué las mujeres se van a perder esa oportunidad si quieren o pueden tenerla? Juzgar, toda la vida juzgando, y justificarlo todo, que cada uno haga lo que quiera dentro de la legalidad, que no haga daño a nadie y que ambas partes lo consientan. La primera experiencia que tuve en esto, que fue una cosa muy gratificante y brutal, fue en ‘Y tu mamá también’. Eso era también una tía mayor con dos chavales jovencitos, vírgenes, y no se planteó tanto entre la gente como en esta película. Es curiosísimo y encima era un trío. Y a mí, por ejemplo, ‘Verano del 42’ es una película que me impactó, esa profesora y el alumno. Me joraban los tíos que no entienden esto, eso va a doler a muchos tíos.

Mikel Rueda: A determinado sector, de una determinada edad, de repente, le pones en tela de juicio su sistema, su arquetipo de vida, cómo tiene que ser la mujer, cómo tiene que ser el hombre, cómo tiene que funcionar todo. Para ellos es impensable que la mujer pueda tener un deseo. Cómo tu marido te quiere, ¿ya no puedes tener tus fantasías? Hay una determinada parte de la sociedad que piensa que las cosas son de una determinada manera y no pueden ser de otra, y ponerles delante de un espejo y decirles que esto también puede pasar, les hace un cortocircuito mental. En el fondo de me divierte, porque dicen que le generan preguntas, Pues olé tú. Pues gestiónalas, eso es maravilloso, gestiónalas con tu edad porque seguro sacas algo en claro. 

Germán Alcarazu: La gente piensa que cuando alcanzas una determinada edad, ya lo tienes todo. Qué más vas a querer. Y más si eres mujer, tienes una estabilidad, unos hijos, tienes un marido que te quiere… ¿Qué más vas a querer? De eso va la película realmente. Eso es lo que cuenta. Que muchas veces te ves obligado a seguir lo que la sociedad te dice que tienes que hacer y llegas a un momento en el que te preguntas si sigues igual. Yo tengo mis deseos, pues quiero explorar. Es ese momento lo que cuenta la película y es buenísimo que se hagan esas preguntas al verla.

Maribel Verdú: Uno de los periodistas en la rueda de prensa decía que esto era imposible que existiera. Una mujer, una doctora, con una vida ya hecha, con un adolescente. Mira lo que me escriben el otro día (saca el móvil y mira sus mensajes de Instagram).Y lee “Ha habido una caso reciente de una mujer de 35 años casada y con un hijo de 7 que, después de tener una relación de dos años con uno de 13 que ahora tiene 15, se ha quedado embarazada. El marido ha reconocido al bebé y el chico de 15 años se ha quedado en estado de shock, le ha contado todo a sus padres. Son situaciones que pueden pasar y, sobre todo, con las tecnologías de hoy en día, pero mejor evitarlas para evitar problemas judiciales y emocionales”. Esto es una chica que me escribe cuando puse el tráiler en Instagram. Y luego dicen que no existen estas cosas.

En esas 24 horas en el que transcurre la película, lo que viven es una realidad, pero también es como un día de ensoñación. Podrían haber despertado los personajes al día siguiente, y tras la despedida, pensar si habían soñado todo…

Mikel Rueda: Ya lo decía Calderón de la Barca. La vida es sueño. Va un poco de esto. Ellos se permiten salir de su vida y vivir un sueño, vivir una cosa que jamás hubiesen imaginado y, de repente, ocurre. Y se dejan llevar. La vida es eso, dejarse llevar.

Maribel Verdú: Saben que nunca más van a volverse a ver. Esa lágrima final de ella, esa emoción de haber vivido algo nuevo, algo diferente y eso ahí se va a quedar siempre en su memoria, en su retina, en su corazón. Qué bien. Y ahora a seguir con mi vida. 

José M. Romero

José M. Romero

Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...

 
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