Psicopatología de las pequeñas diferencias
Josep Ramoneda analiza la decisión de Izquierda Unida de rechazar la coalición con Podemos en la Comunidad de Madrid y los movimientos nacionalpopulistas a raíz de la entrevista de Steve Bannon en El País
Psicopatología de las pequeñas diferencias
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Barcelona
No hay solución. La psicopatología de las pequeñas diferencias dinamitará siempre a la izquierda. Parecía que la enfermedad se trasladaba a la derecha, pero la izquierda no se corrige. Hoy tenemos otra prueba. Unos cuantos militantes de Izquierda Unida han rechazado la coalición con Podemos en la Comunidad de Madrid. De modo que allí las candidaturas de la izquierda serán el PSOE y tres más -Podemos, Más Madrid y Madrid en Pie-. Es decir, en vez de sumar votos se resta, para que en el recuento electoral se pierdan escaños en cadena y muchos votos por debajo del límite de representación. ¿Puros desencuentros narcisistas? Peor todavía: una enfermiza obsesión ideológica en poner lo que separa por delante de lo que une; una desconfianza en alcanzar el poder que parece como si ganar las elecciones no fuera importante; y, digámoslo todo, una dificultad para colocar a mucha gente sin los recursos que tienen la derecha y el PSOE. Todo muy sórdido. ¿Se les ha ocurrido pensar que si los tres que se sitúan a la izquierda del PSOE se presentaran juntos la izquierda podría ganar las elecciones? ¿Y que hubo una ciudadanía ilusionada cuando Podemos parecía unido y fuerte, antes de la debacle de Vista Alegre? Parece que no importa, que sólo pesa la vanidad y el resentimiento.
Una frase de Steven Bannon en El País, resuena en la escena pública: “La victoria de Vox es que ya ha trasladado su conversación al resto de la derecha: Ciudadanos y PP ya hablan como ellos”. Hacen suyos sus temas, hacen suyas sus furias, en una competición que cada día bate records en la Olimpiada del disparate. El día que Vox anuncia el retorno a la ley de la selva, prometiendo una medalla al mérito civil a quien mate o hiera a un delincuente, Casado les dice a unos niños que “los cazadores sirven para que los animalitos no se pongan enfermos”. Se están alcanzando niveles de degradación inusitados. Y hay que reaccionar, no sea que cuando despertemos ya sea tarde. Y no es un problema español, es un problema europeo: el nacionalpopulismo es el virus que amenaza a la democracia y buena parte de la derecha ayuda a propagarlo.