Y la fábula se desmoronó
Josep Ramoneda analiza la posiblidad de un careo entre Diego Pérez de los Cobos y Ferrán López en el juicio al procés, la entrevista al expresidente de la Generalitat José Montilla y el estado de la democracia francesa
Y la fábula se desmoronó
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Barcelona
Diego Pérez de los Cobos frente a Ferrán López. El espectáculo promete. Sería un momento estelar del juicio en curso. Lo ha propuesto Xavier Melero, defensor de Forn, el abogado más elogiado de cuántos se sientan junto a los acusados, poco amigo de los discursos políticos, siempre atento a cualquier vía técnica que permita abrir una oportunidad en interés de su defendido. Base jurídica tiene, una decisión que está en manos del tribunal. Y poder de atracción también. Se dirimiría la lealtad de los mossos a las instituciones del Estado, que López ha defendido en perfecta coincidencia con el mayor Trapero, la actitud de la policía y la guardia civil, y el papel de Puigdemont y el gobierno catalán en aquella jornada icónica, a la que la política española lleva año y medio encadenada.
Los titulares, sin embargo, se los ha llevado una frase de Ferrán López: “Puigdemont dijo que si se producía el escenario de disturbios que preveíamos, declaraba la independencia”. ¿Salida de tono o intención real? El buen sentido de la ciudadanía evitó, en aquel momento, al presidente el riesgo de caer en la tentación. El desliz llegaría 27 días después. Y la fábula se desmoronó.
El sentido común del expresidente catalán José Montilla en dos frases extraídas de una entrevista reciente de El Confidencial: “Con el tiempo veremos si la sentencia del Constitucional sobre el Estatut en vez de fortalecer el Estado de derecho en España lo que hizo fue ponerle un petardo” Y “Puigdemont necesita conflicto porque sin conflicto no es nada”.
Francia piensa en cómo hacer evolucionar la democracia antes de que perezca. En una encuesta de Le Monde, el cirujano Emmanuel Lausac llama a “asociar a los ciudadanos a la fabricación de la ley”. Y en esta línea, el historiador Gérard Noiriel sustenta “que las clases populares no quieren representación. Quieren participar en la vida política con sus propios medios”. ¿Cómo abrir estas vías sin estrellarse contra un orden institucional que se resiste a cambiar? Ahí se jugará en parte el destino de la democracia.