Un Jordi se desacopla

Madrid

En este juicio del procés hay competencia entre cuerpos policiales. Mucha política de fondo. Y también un pulso a veces menos perceptible. Entre los distintos procesados, por desengancharse del pelotón susceptible de ser tratado más duramente.

Aunque algunos propagandistas lo digan, todo el mundo sabe que esto no es una “causa general” contra el independentismo. Ni tampoco nadie ha probado que sea un intento de escarmentar a los doce procesados.

Más bien los efluvios que viene de la sala pespuntean que, aunque todos compartieron algunos elementos del procés, cada conducta, cada participación de cada uno de los encausados es distinta. Y será evaluada en atención a esa particularidad. Como quiere el derecho penal.

En el pequeño ranking de quienes se desacoplan de las compañías más peligrosas y de las iras más agudas de los acusadores, ayer ganó enteros uno de los dos Jordis, Cuixart. El presidente de Òmnium Cultural ya quedó en una posición más difuminada y secundaria que su colega Jordi Sánchez de la ANC, por los sucesos del 20 de septiembre en la conselleria de Economía. Ayer, dos policías locales de Badalona, que desarticularon un grupo de 20 personas que pretendían colgar carteles ilegales para el referéndum, declararon que este Jordi formaba, en efecto, parte del grupo. Pero solo le dedicaron mieles: tuvo buenas maneras, una actitud tranquila y no insultó a nadie, testificaron.

De momento le salen bastante bien las cosas.