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La calidad de los besos

Mírame a la vez a los ojos, no los cierres, intenta que en cada beso estén impresas todas tus ganas

Getty Images

Madrid

Le doy mucha importancia a la calidad de los besos. Reconozco que me gustan pausados, pero a la vez contundentes. Quiero notar que quieres comerme la boca, que te gustan mis labios y que aspiras a mordisquearlos. Necesito que tiendas a buscarme con la lengua no que quieras arrasar con ella. Mírame a la vez a los ojos, no los cierres. intenta que en cada beso estén impresas todas tus ganas. Así imagino los besos y así intento que sean los míos. El 13 de abril decidieron que fuera el día del beso y eso solo puede celebrarse dando muchos.

Mi primer beso me lo dieron en una playa de Mallorca. Yo no debía tener más de doce años. Me lo dio el niño con el que me pasaba las mañanas y las tardes, lo mismo escavando que trepando. Recuerdo que cerré los ojos cuando la botella me señaló, ¡era yo! y tuve la suerte de que me tocara con Toni, quien, al menos, era mi amigo. Yo no sé si para él fue también su primer beso y treinta y cinco años después, aún se acuerda. Rompimos a reír de la emoción y el nerviosismo, queriéndonos aún más de lo que hasta entonces nos habíamos querido.

Guardo desde entonces devoción por los besos. Recuerdo quiénes me besaron especialmente, quiénes supieron comerme la boca al tiempo que el corazón. Qué buenos que son los besos cuando sabes que serán eternos. Aunque solo sea para recurrir a su bendito recuerdo cuando celebres que llevas más años besando que sin besar.

Y aprendas, por fin, que los besos por muchos que des, como dice mi amiga Raquel, los besos no se gastan.

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