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Subir y bajar

Ese elemento en el que nadie repara pero que es protagonista de grandes películas: el ascensor.

Palacio Real

Madrid

“Todos seguros, caballeros”, anunció el hombre quitándose la chistera. No había truco, aunque la demostración tenía las características de los números de vodevil: público expectante, una cabina de madera a varios metros de altura, lastrada con barriles y cajas, y colgada a varios metros del suelo por una cuerda. Habría que contar con nuevos materiales como el acero y el hormigón, pero sin aquel hombre y aquella caja con los que comienza el audio y cuya cuerda fue cortada ante el asombro de cientos de personas, no hubiera sido igual el perfil de las ciudades del mundo, o llenar las pantallas de situaciones en las que intervienen. Más de sesenta películas con ascensores concentrados en este video prueban que también funcionan bien como mecanismo narrativo en las pantallas.

Subir y bajar

Muchos ascensores son incómodos porque a los humanos no les gusta introducirse en espacios angostos, obligados a aproximarse hasta el roce. Conversaciones insustanciales y situaciones que han creado un protocolo no escrito, basado en encarar la puerta de salida del ascensor durante todo el trayecto. Un ritual que se respeta, incluso manteniendo una conversación con otro pasajero. En Astérix y Obélix: misión Cleopatra varios personajes montan por primera vez en un ascensor recién inventado, e imitan el comportamiento habitual en la actualidad. Los guionistas de series utilizan el ascensor para hacer coincidir al reparto y ofrecer revelaciones o chascarrillos íntimos;

Otros ascensores en cambio, no lo son en absoluto, como el más antiguo y mejor conservado de España, al que Paqui Ramos se sube en el Palacio Real de Madrid, o los que han elevado y descendido al mayor número de personalidades del siglo XX 

Otis

El responsable de Proyectos Especiales en España de OTIS, la primera fabricante de ascensores de nuestro planeta, Luis Miguel Alcázar, nos ayuda a saber cómo serán los ascensores en unos pocos años, cuyas características ha probado ya en dos de sus proyectos, la torre más alta del mundo en Dubái, o la construida por Norman Foster en Madrid.

España es el primer país del mundo en cantidad de ascensores por habitante, Luis nos explica la razón y apunta las necesidades futuras para un país que envejece con la esperanza de vida muy alta.

 
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