Entre la radicalización y la moderación

Barcelona

Las incógnitas del desenlace electoral. ¿Diez meses de gobierno y un tono amable y distendido le habrá bastado a Pedro Sánchez para asentarse en la presidencia? ¿La furia desatada por Pablo Casado y Albert Rivera tendrá premio? ¿Ha acertado la derecha en centrar la campaña en la cuestión catalana? ¿O tendrá premio quién haya dado señales de una mirada más amplia? El domingo conoceremos el estado de espíritu de los ciudadanos: si quieren sosiego, entendimiento y política o si se apuntan a la dinámica de confrontación.

¿Es posible visualizar entre los candidatos un presidente capaz de traspasar fronteras y buscar alianzas de amplio espectro o estamos condenados a una legislatura a cara de perro? ¿Se puede esperar una mayoría estable o vamos a vivir bajo el signo de la repetición electoral? Parece que solo una apuesta clara de los indecisos por la distensión puede dar la calma.

¿Vox, que en la última semana ha quedado en segundo plano, consolidará sus expectativas o la derecha que le ha comprado la agenda contendrá el trasvase de votos? ¿Si el tridente de la derecha no suma mayoría y Casado obtiene el peor resultado del PP podrá seguir liderando el partido? ¿Cómo soportará Rivera si queda lejos del sorpasso al PP? Pueden ser vigilias de tempestad en el ámbito de la derecha.

¿Mantendrá el independentismo su fuerza electoral en unas elecciones generales que más bien le son adversas? ¿Conseguirá Esquerra dar el primer paso para la conquista de la hegemonía dentro del soberanismo a costa de Junts per Catalunya? En realidad, la gran incógnita en Cataluña es cuánto votante independentista optará por los socialistas para evitar el triunfo de la derecha. Su dimensión dará la medida del cansancio por el impasse y la confusión estratégica en que está metido el soberanismo.

¿El reformado Pablo Iglesias habrá encontrado en la moderación y en la incorporación a la campaña de los temas sociales la vía para frenar la caída de Podemos? ¿Sacará rédito de su conversión al posibilismo? En el fondo estas elecciones, como casi todos se juegan entre la radicalización y la moderación. La particularidad es que esta vez la moderación está en la izquierda.