Por favor
No nos estamos jugando el presente, sino el futuro. Porque la ultraderecha ya está aquí. Y esta vez, por nuestras hijas, por nuestras nietas, pero también por nuestros abuelos, no podemos dejarla pasar
Por favor
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Algún día sabremos por qué Rivera aparece como ganador de cualquier debate en tantos medios, aunque tenga a media España entretenida con los tuits que le ridiculizan. Algún día volveremos a llamar traiciones, o disparates, a los fichajes estelares de esta campaña. Algún día descubriremos si los repentinos navajazos que parecen desangrar a la derecha son un accidente o el producto de una estrategia calculada. Será muy interesante, pero hoy no es ese día.
Hoy, en vísperas de unas elecciones excepcionalmente importantes, que definirán el modelo de país en el que viviremos durante más de cuatro años, tal vez décadas enteras, tenemos la obligación de pensar en España. No en la que conocemos, sino en aquella donde vivirán nuestros hijos, nuestras nietas. En nuestras manos está la oportunidad de configurar un país abierto, solidario, que destierre la caridad para optar por la justicia, que instaure la negociación como vía para resolver problemas, que avance en igualdad y recupere la cordura, el respeto a los valores democráticos, el anhelo de convivencia, o no. También puede suceder que nos apliquen un 155 permanente a todos, en cada una de nuestras casas, de nuestros derechos, de nuestras acciones y libertades. Piénsenlo bien, porque no nos estamos jugando el presente, sino el futuro. Porque la ultraderecha ya está aquí. Porque está llamando a la puerta. Y esta vez, por nuestras hijas, por nuestras nietas, pero también por nuestros abuelos, no podemos dejarla pasar. Esta batalla se gana votando. Que el domingo nadie se quede en casa, por favor.