Una puñalada que costó una carrera
De alguna forma u otra, a todos los humanos nos llena de orgullo y satisfacción que los otros humanos nos admiren por una actividad que se nos da especialmente bien
España
Si lo que haces mejor que la inmensa mayoría de los otros habitantes del planeta es algo relacionado con una pelota, tu vida entrará en una dimensión desconocida para el común de los mortales. Dicho así, parece una maravilla, ¿verdad? El problema – o uno de los inconvenientes- es que un buen porcentaje de esos otros homo sapiens que te admiran, no acaba de tener la sesera con la itv pasada.
Una puñalada que costó una carrera
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Una que tenía uno de estos ejemplares era Steffi Graf, la tenista alemana que reinó sobre el tenis de finales de los ochentas y de los noventas. Pero a principios de la década de los 90, surgió una fuerza de la naturaleza de la Yugoslavia que se estaba desmembrando: Monica Seles. La tenista serbia, con sólo 16 años, le arrebató el título de Roland Garros. En los dos siguientes años, se llevó 5 Grand Slams más. Steffi es probable que no se lo tomara muy bien, pero alguien se lo tomó peor. Ese alguien fue Günter Parche, que decidió que la única forma de que su amada Steffi recuperase el trono que merecía era matando a Monica Seles. Y eso intentó el 30 de abril de 1993, durante los cuartos de final del torneo de Hamburgo. Se acercó hasta la tenista serbia y le clavó un cuchillo entre los omóplatos.
Por suerte, la puñalada no resultó mortal, pero Seles, muy evidentemente traumatizada por el incidente, tardó en volver y no volvió a ser el torbellino que había sido. Así que si no tienes club de fans, consuélate pensando que probablemente tampoco lo tengas de haters.