Crisis del PP para rato
Josep Ramoneda analiza el cambio de estrategia de Casado tras la hecatombe en las elecciones del domingo, el futuro de la socialdemocracia en manos de Pedro Sánchez y la crisis en Venezuela
Crisis del PP para rato
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Barcelona
Sánchez va a gobernar. Pero, si quiere durar, el desafío que tiene enfrente es dar consistencia al regreso de la socialdemocracia. Sánchez entró muy bien en Europa y en poco tiempo ha recuperado el protagonismo que España había perdido con un Rajoy, muy encerrado en los problemas patrios. Y han sido sorprendentes los apoyos que le han llegado incluso desde la prensa liberal. Ahora algunos observadores y políticos europeos quieren ver en su éxito un signo de retorno de la socialdemocracia, que es también lo que muchos de los que le votaron desean. Parar a la derecha sí, pero para hacer algo distinto. ¿Será capaz de adaptar la socialdemocracia a los tiempos que corren? ¿O volverá a las andadas: al mimetismo de la derecha que se la llevó por delante?
Pablo Casado ha obtenido los peores resultados del PP y, en vez de dimitir, ha optado, raudo y veloz, por cambiar sus principios. Amparado por Aznar, desde el primer día pretendió contrarrestar la tibieza doctrinal del PP de Rajoy con un ruidoso regreso a los valores eternos de la derecha, con la cuestión catalana como coartada para desarrollar un encendido discurso patriótico. La derecha iba a voz en grito hacia el poder, Pablo Casado cerró la campaña invitando a Vox a estar en el gobierno. Y la ciudadanía con su voto ha dicho: No. Hoy, Casado identifica a Vox como ultraderecha y lanza un nuevo eslogan “Centrados en tu futuro”. ¿Era necesario correr tanto? El problema de Casado es, en buena parte, de credibilidad. ¿Con bandazos así cree que va a recuperarla? El PP tiene que revisar a fondo su ideario y su estrategia. Pero cambiar de principios en veinticuatro horas no parece lo más adecuado para ganarse la confianza de la gente. Hay crisis del PP para rato.
Venezuela vive momentos delicados en que cualquier error de cálculo se puede convertir en tragedia. Y abrir la puerta a una guerra civil. Tal como están las cosas no es fácil confiar en la responsabilidad de ambas partes. Guaidó no consigue tumbar al régimen por las vías pacíficas y Maduro parece no sentirse con fuerzas para imponer la vía represiva. Un impasse que en cualquier momento puede acabar en incendio. Si como algunos pretenden es un conflicto entre potencias por personajes interpuestos, ¿no hay nadie con autoridad para poner sobre la mesa una salida negociada? ¿Alguien busca la guerra?