Socialistas e indepes

Madrid

Contra lo que parece, los independentistas catalanes necesitan votar la investidura de Sánchez más que lo que este les necesita a ellos.

¿Por qué? Porque los socialistas han sumado casi 40 escaños más, y la aureola de los vencedores; ya demostraron capacidad de maniobra para auparse al gobierno con solo 85; y porque los votantes nacionalistas no entenderían que sus dirigentes se uniesen otra vez al rechazo de la derecha, cuando les gustó poco que tumbasen los presupuestos.

Pero sobre todo porque existe la posibilidad, muy probable de que el PSOE pueda encaramarse al gobierno sin necesitarles. Le bastaría con el apoyo de Podemos, los nacionalistas moderados vascos, canarios y valencianos y los regionalistas cántabros para alcanzar 175 diputados. Y como la mayoría estará previsiblemente en 174, porque hay cuatro electos –los presos que se juzgan en el Supremo—que a buen seguro serán suspendidos, a Sánchez le alcanzaría, sin necesidad de contar con los indepes catalanes: su sueño.

Pero este sueño sería una pesadilla para el nacionalismo catalán, que por primera vez en cuatro décadas quedaría al margen de las combinaciones gubernamentales. Sin presencia, sin influencia, sin relevancia. Solo con apoyo de parte de la calle.