De vuelta al tajo

Aquí andamos todos, de vuelta de un lugar al que nunca quisimos ir. Razones hay para hincar el pico, que en dos semanas volveremos a votar en unas multielecciones que tendrán importantes efectos sobre nuestras vidas. Más o menos Europa, más o menos austeridad, más o menos neofascismo de las fuerzas ultrarreaccionarias de Le Pen, Salvini o Abascal. Quizá nos ceguemos con las aceras de nuestro pueblo, que Dinamarca, por ejemplo, está muy lejos, pero tengamos un poco de cabeza y seamos conscientes de cuánto nos jugamos en las elecciones europeas. Tiempo habrá de insistir en ello.

En cuanto a las autonómicas y municipales, ahora toca ponerse guantes para manosear el sondeo del CIS, no vaya a ser que nos envenenemos, que ya se sabe que el diablo siempre está atento a hacernos la puñeta. Con todo, deberíamos entender que nos jugamos algo muy parecido a lo que ya ganamos el 28-A: el muro a la intransigencia, el freno a un neocapitalismo desquiciado y la victoria del diálogo, la democracia, la justicia y la libertad. Por eso hay que trabajar y luchar hasta el último día. ¿Peligro Vox? Claro. Pero este Ojo ignora quién trae más veneno en la mochila, si el lactante de leche fascista, o la aventada que grita que Podemos va a regalar el piso de su vecino a unos furibundos okupas. ¡Qué desayunarán!