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Un mal día lo tiene cualquiera

El tornado siempre llama tres veces

Si tu vida te parece cansada, piensa que peor es vivir en un pueblo de Kansas en el que los tornados retornan puntualmente el 20 de mayo

Scott Olson Getty Images

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Yo no tengo muy claro lo de la existencia de Dios, pero lo que no tengo duda es que si hay un ser superior que gobierna nuestras cortas existencias en la Tierra, le tuvo una manía muy concreta y puntual al pueblo de Codell, en el estado norteamericano de Kansas.

El tornado siempre llama tres veces

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En mayo de 1916, Codell no era exactamente Ciudad Capital, pero tenía un banco, una central telefónica, un colegio, algunas tiendas, un hotel e incluso un barbero. La mayoría de los habitantes del pueblo se dedicaban a la agricultura. Es posible que alguno de ellos hubiese leído “El mago de Oz”, un libro de 1900 en el que Dorothy, una chica de Kansas, es llevada a otro mundo por un tornado. Kansas era efectivamente, una tierra también fértil en tornados. Y el 20 de mayo de 1916 le tocó a Codell. Pero los habitantes del pueblo fueron relativamente afortunados. Una casa quedó destrozada, así como algunos establos y cultivos, mientras algunas gallinas se fueron de viaje para siempre a Oz.

Después del susto, se reconstruyó lo perdido y la vida siguió su ritmo kansino. O kansiano o como se diga. Hasta que volvió el 20 de mayo. 1917 le trajo a Codell el retorno del tornado. Encariñado con el pueblo, esta vez destrozó varias casas y los daños, considerablemente mayores, se calcularon en miles de dólares. Aún así, nadie pensó que habría ninguna razón para abandonar el pueblo el 20 de mayo de 1918. Ahí fue cuando el dios de los tornados demostró tener ya un humor tan macabro como repetitivo: un tercer tornado asoló el pueblo del Codell. Esta vez el impacto fue directo contra el pueblo. Murieron miles de reses y docenas de casas fueron destrozadas con sus ocupantes dentro. La escuela, el hotel y la iglesia también fueron elevados a los cielos para no volver. El pueblo nunca se recuperó de esos tres veintes de mayo. Eso sí, los tornados le garantizaron su lugar en la historia de las desgracias.

 
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