Batalla entre partidos y entre poderes

Madrid

De cómo puede ser esta legislatura ya tuvimos algunas pistas el martes con la constitución del Congreso, pero es que desde entonces el ruido no ha disminuido ni un solo decibelio. Desde ese día estamos liados con la suspensión de los políticos independentistas encarcelados que se convirtieron en diputados: que el Supremo dice que es cosa del Congreso suspenderles, que la presidenta del Congreso dice que eso es cosa del Supremo, que el supremo dice que no y que la presidenta dice que se toma su tiempo y que espera los informes de los letrados.

Y en paralelo la batalla política, la oposición contra la presidenta del Congreso, la socialista Meritxell Batet, a la que amenazan con reprobar y llevar a los tribunales por no haber tomado ya la decisión de suspender a los diputados independentistas encarcelados.

Lo confieso, no hay ciudadano que soporte tanto ruido ni capaz de digerir tanta batalla, porque esta vez ya no solo es entre partidos, hay batalla también entre poderes, legislativo y judicial. Parece claro que tanto la ley de enjuiciamiento criminal como el reglamento del Congreso dicen que los políticos encarcelados deben ser suspendidos, pero hay que tomar la decisión. Y el Supremo dice que esto es competencia del legislativo, porque al fin y al cabo de lo que se habla es de diputados.

Es una cuestión complicada, como lo demuestra la literatura que estos días se puede leer sobre el caso, de juristas y expertos. Tan complicada que lo que no vale es, seguramente, la línea recta, como pretende la oposición. Es fundamental el respeto a las leyes incluso por parte de aquellos que siempre acusan a los otros de no hacerlo. Y lo que no vale para nadie es utilizar la mesa del Congreso como escenario de los mítines electorales, para esto hay otros espacios más idóneos.