We love you
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Madrid
Es tan larga la lista de cosas raras -o singulares- que acompaña la triple convocatoria de elecciones del domingo, es tan extensa, que no tendríamos tiempo para repasarla entera, ni en varios programas. Desde el insólito carajal que se ha montado con los diputados independentistas en prisión preventiva, diputados ya suspendidos a esta hora; hasta las cinco papeletas que los canarios tendrán que depositar en las urnas, cinco; pasando por un sinfín de historias locales, personajes peculiares y eslóganes de campaña… digamos curiosos, como aquel imbatible “el trabuco que tú quieres”, con la imagen del candidato socialista a la alcaldía de Villanueva del Trabuco, en Málaga, que ha batido un récord de chistes y memes, incluido el previsible montaje con la imagen del famoso negro de WhatsApp.
Pero bromas o curiosidades aparte, desde luego lo más llamativo de las elecciones europeas es que serán elegidos europarlamentarios británicos cuya hoja de ruta pasa precisamente por largarse de Europa, de la Unión Europea. Ya saben que hoy la primera ministra, Theresa May, ha tirado finalmente la toalla y, entre lágrimas, ha anunciado su dimisión para el próximo siete de junio. Bueno, pues hoy cuando la he visto en esa comparecencia he recordado el día en que su gobierno apretó el botón para hacer efectivo el Brexit. Fue hace dos años, el 29 de marzo, miércoles; ese día hablamos de un libro que había escrito el actual director del Instituto Cervantes de Londres, Ignacio Peyró, (se titula “Pompa y circunstancia”) donde se retrata un país tan liberal como conservador; tan democrático como aristocrático, tan monárquico como celoso de sus derechos individuales; o sea, con sus paradojas, como todos los países. Y a propósito de ese libro yo comenté que más allá de la clave coste-beneficio, qué se gana, qué se pierde con el Brexit, más allá de cómo lo ha complicado todo… a mí no me salía entonces y tampoco me sale ahora decir “que se vayan con viento fresco”; sino ver qué cosas podemos seguir compartiendo.
A partir del domingo, con los resultados electorales, y después con todo el lío de la sucesión de Theresa May, tendremos más datos. Pero yo sigo estando más cerca del “we love you”, del “os queremos”; que del “fuck you”, “que os jodan”. Cuestión de sensibilidades.