¿Es imposible apagar el móvil en el teatro?
Pocas cosas más absurdas puede haber que pagar por un espectáculo del que sólo disfrutemos a medias
¿Es imposible apagar el móvil en el teatro?
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Madrid
Ricardo Gómez escribe hoy un artículo en El País en el que plantea si es imposible apagar el móvil cuando alguien va al teatro. Es una pregunta que brota de una sorprendente y dolorosa experiencia: en los siete meses que ha girado, junto a Juan Echanove, la obra Rojo - 85 funciones en total -, en todas ha roto el silencio alguna llamada, alguna señal de mensaje, alguna alarma… Y lanza la pregunta desde su condición de millennial que vive pegado al móvil.
Desde que Sófocles y sus colegas pusieron los cimientos del teatro han pasado 25 siglos. Y en ese tiempo la humanidad ha sido capaz de asistir a sus espectáculos con el respeto debido a la liturgia, sin que el mundo exterior haya sufrido nuestra ausencia. Salvo en los últimos cinco minutos, en términos históricos, en los que parecemos incapaces de romper el cordón umbilical en el que se ha convertido ese aparato. Ricardo Gómez no sólo nos pide respeto a su trabajo y al de sus compañeros. También pide respeto a los otros y, sobre todo, nos pide que nos respetemos a nosotros mismos. Porque pocas cosas más absurdas puede haber que pagar por un espectáculo del que sólo disfrutemos a medias y en el que acabemos convirtiéndonos en el villano de la función.