La importancia de llamarse Kennedy
Llamarte Kennedy en Estados Unidos es incluso más peligroso que ser la rubia promiscua en una película de terror de los años 80
España
El cinco de junio de 1968 le tocó al hermano pequeño de JFK, el presidente asesinado en Dallas en 1963. Robert Kennedy, más conocido como Bobby, había sido la mano derecha de su hermano mientras este ocupaba la Casa Blanca.
La importancia de llamarse Kennedy
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Pocos años después de la muerte de John, Bobby decidió hacer un tour por las partes más desfavorecidas de su país. Después hizo una serie de discursos que parecían indicar que quería de verdad ayudar a los más desfavorecidos de sus compatriotas. Habló contra la violencia, contra la desigualdad y contra el racismo con frases que recuerdan bastante a las que años después pronunciaría Obama, como por ejemplo: “Debemos admitir que el futuro de nuestros hijos no se puede basar en la desgracia de otros. Debemos reconocer que nuestra corta vida no puede ennoblecerse o enriquecerse con el odio y la venganza”.
Nunca sabremos qué habría hecho de haber llegado a presidir los Estados Unidos, pero se quedó cerca de lograrlo. El cinco de junio de 1968 acababa de ganar las primarias de California, prácticamente garantizando que sería el candidato demócrata que se enfrentaría a Nixon.
Pero ese mismo día, en medio del caos de la celebración de su victoria californiana, Bobby fue disparado por un palestino llamado Sirhan Sirhan, que gritó que lo hacía por su país. Como no podía ser de otra manera, hay teorías de todo tipo sobre quien estaba realmente detrás de su muerte, pero lo que sí que nadie puede negar es que la carrera de Bobby Kennedy se acabó un cinco de junio de 1968, y con ella, la posibilidad de que no se iniciara un ciclo conservador del que seguimos pagando las consecuencias.