Mentirosos como nosotros
En los datos que sobre todos nosotros recoge Google, gracias a nuestras búsquedas, que son tan sinceras como mendaces nos volvemos al asomarnos a una red social, virtual o de las de toda la vida, en busca de la aprobación ajena
Madrid
El libro se llama Todo el mundo miente, lo ha traducido Capitán Swing y su autor es un norteamericano llamado Seth Stephens-Davidovitz. En él cuenta, en resumen y haciendo gala de una estimable pericia narrativa, el resultado de sus trabajos de los últimos años, que le permiten atestiguar que somos unos mentirosos de tomo y lomo. Basándose en su experiencia, nos dice que hacemos por parecer mejores de lo que somos todo el tiempo, cosa que ya sabíamos, pero también que no dudamos a la hora de hacer creer a los demás lo contrario de lo que siente nuestro corazón. Este hábito vuelve la realidad tan insegura como inquietante, salvo que uno mire allí donde Stephens-Davidovitz realiza sus pesquisas. Básicamente, en los datos que sobre todos nosotros recoge Google, gracias a nuestras búsquedas, que son tan sinceras como mendaces nos volvemos al asomarnos a una red social, virtual o de las de toda la vida, en busca de la aprobación ajena. Ese material permite al autor concluir que los discursos anti-islamófobos de Obama sólo servían para recrudecer la islamofobia, aunque nadie quisiera reconocerlo; o que la disminución de abortos cuando se aprueban leyes restrictivas se ve sobradamente compensada por un aumento, invisible a las estadísticas oficiales, de los abortos autoinfligidos. Leer un libro como este le cambia a uno la percepción del mundo. Nos revela ese otro gran libro sobre nosotros mismos que sin querer estamos escribiendo entre todos, y que compila y explota, a saber para qué, una compañía con sede en California.