El ridículo de Richard Nixon
Confiarse antes de la victoria te puede llevar a hacer el ridículo, como el Barça en las dos últimas Champions. Pero desconfiar cuando tienes la victoria prácticamente asegurada te puede llevar a una humillación mayor que la que sufrieron los culés
Bettmann (Getty Images)
Madrid
El ridículo esta vez fue para Richard Nixon, que el 17 de junio de 1972 fue el día que empezó a cavarse su tumba política. Porque ese fue el día en el que fueron detenidas cinco personas por estar espiando en el complejo de oficinas Watergate, donde el Partido Demócrata tenía su cuartel general.
El ridículo de Richard Nixon
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Richard Nixon había servido su primera presidencia y por increíble que parezca, era bastante popular entre el electorado. Además, el Partido Demócrata había elegido como candidato a George McGovern, probablemente el candidato más izquierdista de su historia. Aún así, la personalidad paranoica de Nixon le hacia desconfiar de todas las encuestas que lo daban como ganador seguro y decidió espiar al partido rival. En principio, ese allanamiento no se relacionó con Nixon, y fue reelegido con una mayoría aplastante de votos, casi doblando al pobre McGovern.
Pero la investigación sobre lo sucedido en el Watergate no cesó, y los indicios cada vez apuntaron más alto. Al final, como supongo que todos sabréis, Nixon fue forzado a renunciar al cargo que había ganado en las elecciones. Y todo por unas escuchas que ni necesitaba ni le sirvieron para nada.
Lo curioso es que incluso Nixon parece un presidente ejemplar comparado con el adolescente malcriado de 73 años que ocupa actualmente la Casa Blanca.
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