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El dietario de Ramoneda

Adiós, muy buenas

Josep Ramoneda reflexiona sobre la separación de Valls, el liderazgo europeo, la reelección de Trump y el postfascismo

Adiós, muy buenas

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Barcelona

Él le fichó, él le despide. El enamoramiento entre Rivera y Valls ha sido fugaz. Desde que Vox entró en escena, la relación se ha agriado: los planes de Rivera le impiden desentenderse de la extrema derecha. Y cada aviso de Valls es como una agresión. El fracaso electoral y el apoyo a Colau han dictado la ruptura. Una decisión personal e incontestable de un Rivera cada vez más ensimismado. Rivera contrató a Valls cuando pensaba seriamente en que después de la debacle de Rajoy podría ser presidente. Pero se ha dado de bruces con la realidad. Y quién podía haber sido una guinda para su gobierno, es ahora un estorbo que no sigue las directrices del partido. Adiós, muy buenas.

La buena sintonía que Emmanuel Macron y Pedro Sánchez escenifican con reiteración hay que situarla en la lucha por el liderazgo europeo. Angela Merkel, la lideresa de los últimos años está de salida. Y no se avista de momento un sucesor o sucesora en Alemania con su autoridad. Para imponer su liderazgo, Macron necesita a la socialdemocracia europea que da señales de renacimiento. Y hoy Sánchez es el principal líder de este sector. Macron lo ve como aliado imprescindible. Y de rebote, más problemas para Ciudadanos en España.

Trump lanza su candidatura a la reelección y anuncia la deportación de millones de inmigrantes ilegales. Esto no es política, esto es crueldad. Ensañarse en la desgracia de unos seres humanos para ganar soporte electoral excitando la aporofobia, el racismo y el resentimiento de los sectores sociales que le votaron en 2016.

Conferencia de Enzo Traverso en Barcelona: vivimos en el presentismo como nuevo régimen de temporalidad. Una concentración de pasado y futuro que nos deja sin horizonte y es caldo de cultivo del postfascismo. ¿En qué se distingue del fascismo clásico? La violencia no está en el centro del proyecto, el anticomunismo ya no es el motor ideológico, la dimensión utópica ha desaparecido y la islamofobia ha sustituido al antisemitismo. Reaccionario en lo cultural, autoritario en la política, busca la restricción de las libertades , pero mantiene cierto formalismo democrático.

 
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