Abstencionistas

Hoy como ayer sigue la partida de póker entre el PSOE y Podemos, a cuenta de la investidura. Dice la ministra de Hacienda, Maria Jesús Montero, que no hay “segunda vuelta” si falla la primera. Es algo 'apañao' para meter presión a los de Pablo Iglesias, pero en la vida casi siempre hay segunda vuelta para todo. Claro que en la muerte, no.

Más novedoso es el clamor de los políticos postconvergentes que están actualmente en la cárcel, a favor de la abstención en la investidura de Pedro Sánchez. Novedoso, pero no inédito: ya lo procuraron en la campaña electoral, y les desautorizaron sus amigos y jefes en el poder. Ya lo pidió otro de ellos, Joaquim Forn, y nadie le echó cuentas.

Es verdad que en una coyuntura como esta la vieja Convergència habría sacado dividendos hasta de un secano. Pero no pidamos lo imposible. No está mal que los postpujolistas (en realidad pujolistas acérrimos) intenten un pequeño movimiento hacia el pragmatismo. Cuando el fiel de la balanza de la investidura pende de muy pocos votos, cualquier posición vale mucho. Los diputados del PdeCat son siete, están diezmados respecto de sus propios resultados. Pero pueden condicionar a favor a los quince de Esquerra. Con permiso de Quim Torra, el actor que prefiere que todo se hunda. Como decía un famoso anuncio de colchones: A él plim, él duerme en Pikolín.