Abel Azcona: "España es un país de tabúes"
El artista indómito en todas sus performances, cuenta en su nuevo libro 'Los pequeños brotes' las realidades incómodas pero existentes que han marcado su vida personal y artística
Madrid
Abel Azcona, artista multidisciplinar, conocido por la controversia de sus obras donde toma como principal objeto de exploración a sí mismo y a su cuerpo, se ha lanzado al mercado literario con Los pequeños brotes. Un recopilación de relatos donde se adentra de una manera intimista en los recovecos de su pasado, marcados por "experiencias vitales que han hecho de mí lo que soy ahora".
'Los pequeños brotes' de Abel Azcona
15:10
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/001RD010000005619499/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
"No he sido capaz de releer el libro entero porque creo que todo junto es demasiado, a mí me toca en primera persona. Son unas píldoras tan contundentes que si las lees todas juntas te puede producir una sobre ingesta", le confiesa a Macarena Berlín al inicio de la entrevista.
Los pequeños brotes, editado por Dos bigotes está escrito a través del género del relato. "Al final estas experiencias vitales prevalencia dentro de mi formación artística. En los museos, performance, pero nunca de esa forma tan interna y personal. Considero que en ese acto íntimo necesitaba una editorial donde me considerara en casa", cuenta el artista.
A lo largo de todas sus performances, que han sido representadas en multitud de museos en todo el ámbito internacional, ha llegado a tomar conciencia de su cuerpo como elemento social y político: "Del cuerpo he llegado ha empoderarme, trabajar sin límites me es sencillo". Sin embargo, admite que con los vocablos ha profundizado en una serie de procesos "tan íntimos" que "he tenido que repensarlos porque ni yo mismo los tenía presentes de esa forma".
En este acto de intimidad, Azcona muestra su construcciones personales y artísticas, marcados por vivencias que han tocado de cerca abusos y maltratos cuando fue menor, el abandono de su madre, casas de acogida, prostitución, drogodepencia… "Esta vez doy un poco más de lo que suele verse. Generalmente ves un cuerpo que trabaja con el dolor ahora también ves las pinceladas de pensamientos escritos y verbalizados que te hacen profundizar en mi obra".
Actualmente reside en territorio luso como persona exiliada. Condición propiciada por diversas denuncias y querellas por lo que Azcona denomina "el bando nacional", de grupos como Hazte oir, Vox o Fundanción Francisco Franco. Ha estado afiliado en más de 42 partidos políticos de los que hoy todavía es miembro de: Falange española, Ciudadanos, Podemos o el PSOE.
Azcona, no se ha personado en ninguna de las citaciones judiciales derivadas de las denuncias interpuestas por Abogados Cristianos a causa de su performance Amen, un conjunto de hostias consagradas que formaban la palabra 'pederastia': "Llega un momento que cuando el artista está perseguido de forma continua ante los tribunales, se crea un sistema erróneo. Los artistas tenemos que empoderarnos en nuestras creaciones y si el sistema no funciona y los tribunales son una continua sarta de persecuciones y antidemocráticos considero que el artista debe declararse desobediente e implantarse".
Sin miedo a ser detenido porque "es parte de mi proceso artístico", Azcona ve en el acto de desobediencia un "discurso muy potente" que encuentra en el arte un sistema de denuncia del que considera el sistema fallido español. Con una orden de busca y captura que le imposibilita poder exponer por el momento en museos e instituciones públicas, este artista revolucionario dice haber vuelto a sus orígenes. Este mes estrenaba una exposición en el Espacio Incógnita de Murcia: "lugares que trabajan desde la disidencia y la autogestión".
Si algo caracteriza a Abel Azcona es su capacidad para obrar conforme a cómo piensa y su militancia con aquello que cree justo y coherente: "Me motiva hacer lo contrario de lo que me han dicho que haga, contar mi historia. La sociedad está construida para que las personas que viven esas experiencias se callen, se sometan y las mantengan en su casa. España es un país de tabúes. Cuanto más contemos y compartamos, hará que se produzca una especie de contagio y catarsis colectiva a través de la cual seremos imparables".