Glorias y miserias de Europa
Josep Ramoneda reflexiona sobre el nombramiento de los altos cargos europeos, la situación del bipartidismo y la figura de Caroline Rackete, capitana del barco de la ONG Sea Watch
Glorias y miserias de Europa
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Barcelona
Otra decepción europea. Los resultados electorales parecían abrir una oportunidad de cambio. Después de un primer tanteo esperanzador en tierras orientales, Alemania y Francia, ante la presión de los sectores más reaccionarios, han frenado el paso adelante que podía haber representado el holandés Timmermans. Y se han repartido el poder nombrando a personas con garantía de obediencia debida. Eterna reproducción de las élites europeas al servicio de los Estados que son los que mandan. Por mucho que elijamos un parlamento por sufragio universal, no hay un demos europeo sobre el que radique le legitimidad de las instituciones. Europa empieza y termina en sus Estados.
La estrategia del PP es volver a ser la casa de todas las derechas, como fue con Aznar. La de Ciudadanos robar al PP la hegemonía en una derecha dividida. Dos ilusiones, hoy alejadas de la realidad, que garantizan la pelea entre socios: Casado quiere comerse a Ciudadanos y Rivera ganar la partida al PP. Una pugna para una legislatura en la que PP y PSOE tienen un interés común: recuperar el bipartidismo. Para ello, Sánchez y Casado deben aprovechar el tiempo que viene para achicar el espacio de sus aliados, de modo que la política española vuelva a ser cosa de dos. A PP y PSOE les cuesta habituarse al pluripartidismo y sus servidumbres. Nostalgia de un pasado en que lo controlaban todo.
Caroline Rackete, la capitana del barco de la ONG Sea Watch ha conseguido abrir brecha en las instituciones italianas. Di Maio ha desafiado a su socio de gobierno, Salvini, invitando a Sea Watch a la Cámara de Diputados. La justicia italiana ha dejado en libertad a la capitana provocando la irritación del propio Salvini. Y se ha sabido que la guardia costera de los Carabinieri ha colaborado con Open Arms en algunos rescates. Por su fuera poco, desde París, la portavoz de la presidencia de la República, Sibeth Ndiaye ha puesto a Salvini en su sitio: “Italia no es una país indigno, pero el comportamiento de su ministro del Interior es inaceptable”. Miserias de una Europa en que los gobiernos criminalizan la asistencia a personas en situación límite.