¿Interinos permanentes?
Madrid
La temporalidad en el empleo no es exclusiva de las empresas privadas. Más de 800.000 trabajadores públicos en España encadenan contratos durante años sin lograr una plaza fija. Son una especie de funcionarios de segunda, porque hacen su trabajo pero sin tener sus derechos, su remuneración y su protección. La cuestión es que una directiva europea que lleva vigente 18 años combate la discriminación en el puesto de trabajo y la temporalidad. Y en los próximos meses el Tribunal de Justicia de la Unión Europea deberá sentenciar si España la incumple y debe hacer fijos a estos trabajadores.
Habrá que esperar la resolución. Y aunque en materia legal solemos encontramos con incomprensibles paradojas, perece evidente que la interinidad crónica, que puede ser un brillante oxímoron, es un contradiós laboral. Y parece también claro que, salvo casos de enchufismo o de masoquismo directivo, quien lleva décadas ocupando un puesto de trabajo encadenando contratos temporales habrá demostrado “mérito, capacidad e idoneidad” para lograr la fijeza en su puesto. Si la resolución es favorable para estos trabajadores, solo habrá que lamentar la situación de aquellos trabajadores que en estas dos décadas hayan pasado a mejor vida laboral sin ver reconocidos sus derechos.