En septiembre, todos felices
Lo mismo en el mes de septiembre el mundo es feliz y ninguno de estos problemas existe
Hay que ver cuánto nos interesa lo que ocurre en el gobierno de la Comunidad de Madrid, los fieros chicos de Vox -chicas también, que en este caso se llama Rocío- llevando del ronzal a los otrora educadísimos liberales de Ciudadanos, hoy simples apéndices de la ultraderecha, hasta beber en los estanques de su antediluviano terreno ideológico. Y, por supuesto, enterarnos de cómo va a acabar la saga Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que a poco que dure casi igualará a la histórica batalla Nadal-Federer.
Nos encantará conocer cómo va a resolver Sánchez la ecuación de un gobierno en solitario con 123 diputados, pero también nos morimos de ganas por saber si Iglesias va a renunciar a su intención de presidir un consejo de ministros cuando el presidente del Gobierno ande, un suponer, por Bruselas o Berlín.
A ver Ábalos, le diría el líder de Unidas Podemos, me va usted a aprobar unas ayudas para carreteras a ese o a aquel sitio. Pero el Ojo les va a decir a ustedes que aún más que todo eso le preocupa si el millón de firmas que ha entrado en el Congreso para que se regularice la eutanasia llega a buen fin y lograremos evitar morirnos como perros. Lo mismo en septiembre el mundo es feliz y ninguno de estos problemas existe. La esperanza, ya saben, se pierde tarde y mal.
