Se acerca la hora de la verdad
josep Ramoneda reflexiona sobre los movimientos de última hora para la investidura de la próxima semana y las vigilias del aniversario de la llegada del hombre a la luna
Se acerca la hora de la verdad
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Barcelona
Mientras el sainete de la investidura continúa con la invención de una nueva categoría política: el gobierno de coalición sin Iglesias, la derecha va resolviendo sus desacuerdos: ahora Murcia y en breve la Comunidad de Madrid. La derecha tiene claro que el poder bien vale ponerse colorado. Y desde luego a Ciudadanos ya no le queda vergüenza. Tanto postureo para no mezclarse con Vox y en Murcia, como en Andalucía, y como donde haga falta, está aceptando su breviario: patriarcado, religión y patria. No es extraño que los que algún día creyeron que Ciudadanos era un partido liberal salgan ahora uno tras otro del partido. La clave la da Francesc de Carreras al ratificar lo que es evidente. Albert Rivera le dijo que su objetivo era sustituir al PP como primer partido de la derecha. Y, por lo visto, en un país de escasa tradición liberal, Rivera ha decidido que sólo lo puede conseguir desde un recio nacionalismo.
Cerca ya del debate de investidura, desde la incredulidad por el absurdo bloqueo del gobierno de progreso aumentan las voces que piden altura de miras y las expresiones de desencanto de las bases. Quizás la presión empieza a hacer efecto: Pablo Iglesias da un paso al lado. Se acerca la hora de la verdad. En la era de las redes sociales se pierde con mucha facilidad la distinción entre jugar a hacer política (la mala fe) y hacer política de verdad.
Vigilias del cincuenta aniversario de la llegada del hombre a la Luna. Un momento estelar en la batalla por la imagen durante la guerra fría entre Estados Unidos y la URSS. Aquella tarde, paseando por los alrededores de Olot, una mujer mayor se me acercó y me dijo: “usted que es persona con estudios también se lo cree”. Le dije que sí y ella no podía salir de su asombro. Con su cabeza repetía no una y otra vez. La desconfianza con los poderosos y la fascinación por las teorías conspirativas están muy arraigadas en los humanos. Y aunque parezca mentira hoy todavía queda gente que cree que aquello fue un montaje. El poder de la ignorancia.