Antiguos y nuevos frikis

Esto de la política es una labor muy particular. Dicen que hace a veces extraños compañeros de cama. También provoca otras transformaciones y milagros.

Ayer mismo el diputado más faltón del hemiciclo, el más provocador, el más “mal queda”, el más friki apareció como un ser renovado. Gabriel Rufián, el portavoz de Esquerra, empezó su discurso haciendo autocrítica. “He hecho cosas mal”, reconoció. Como “dar excusas para que se hable más de mis formas que del fondo”, añadió. Y se permitió un latinajo: seré suave en el modo y fuerte en el contenido. A fe que lo fue. No importa aquí el mensaje, sino cómo lo vehiculó: con corrección y desde la cortesía parlamentaria. En un país donde las instituciones sufren de tantos excesos, sean bienvenidas las actitudes que tienden a respetarlas. Un país desarrollado es aquel en que su entramado institucional se mantiene en el decoro.

También hay procesos inversos. Recuerden estas expresiones del lunes utilizadas por un portavoz que se proclama centrista y liberal : puro teatro, marear la perdiz, truco de los malos, la banda, estás jodido, se tiró en plancha, la habitación del pánico, tienen que currar, son para forrarse…. Albert Rivera se ha convertido en el nuevo Rufián. Y viceversa.