El único presidente de los Estados Unidos que tuvo que dimitir

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Nixon se llevó ese honor un 8 de agosto de hace 45 años, o sea, de 1974. Pero, la verdad sea dicha: si Nixon dimitió fue porque no le quedaba alternativa, ya que tenía la certeza de que si no lo hacía le obligarían a abandonar el cargo de presidente de los Estados Unidos.

Nixon había ganado las elecciones en 1972, pero poco después se empezó a investigar el Caso Watergate, que lo implicaba en el espionaje de sus rivales demócratas durante la campaña. Lo bueno del caso es que la propia paranoia e inseguridad de Nixon, que fue lo que le hizo a espiar a sus contrincantes pese a que tenía la victoria asegurada, también lo llevó a tener un sistema de grabaciones instalado en la Casa Blanca para poder revisar lo que decían sus entrevistados en el Despacho Oval. Y cuando se empezaron a hacer públicas estas cintas, no solo se hizo cada vez más evidente que Nixon había jugado sucio en las elecciones; las grabaciones también acabaron mostrando a un personaje despreciable que atacaba a los homosexuales, a los negros, a los periodistas o a los miembros de su propio gabinete.

Aunque ha pasado a la historia como uno de los presidentes más turbios de su país, es bastante probable que incluso Richard Nixon se avergonzara al ver quien esta ocupando ahora el Despacho Oval. La capacidad del ser humano para hacer las cosas todavía peor nunca deja de sorprendernos.

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