Todo por la fama

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Charles Manson era un tipo de 34 años que había aprovechado su magnetismo personal y el ambiente hippie que imperaba en California a finales de los 60 para formar una especie de secta. En ella, él era el gurú, y un grupo de seguidores, en su mayoría mujeres, seguían sus ordenes incondicionalmente. Además de gurú pseudoespiritual, Manson quería ser famoso, y a punto estuvo de conseguirlo cuando conoció a Dennis Wilson, uno de los Beach Boys. Manson y sus seguidores, que se hacían llamar “la Familia”, se instalaron en su casa y Wilson presentó al gurú a diversas personalidades del mundo de la música, como el productor Terry Melcher, que vivía en una casa en el 10500 de Cielo Drive. Mientras esperaba su oportunidad musical, la locura, que siempre había estado presente en Charles Manson, fue in crescendo.

Aparentemente, Manson estaba convencido que las canciones del White Album de los Beatles habían sido escritas como instrucciones para él y su familia de cara al inminente apocalipsis. Frente a ese escenario, la Familia tenía que publicar su propio disco, que Terry Melcher debía producir. Acordaron reunirse con él, pero el productor nunca se presentó.

No está claro si el plantón de Melcher fue el detonante, pero lo cierto es que la familia empezó a merodear alrededor del 10500 de Cielo Drive, y se encontraron con que allí vivía Roman Polanski, el director de cine, y su esposa, la actriz Sharon Tate. Cuando la familia forzó su entrada en la casa la noche del 8 de agosto, Manson no iba con ellos. Tate estaba embarazada de ocho meses y Polanski estaba en Europa rodando. Con Sharon había cuatro personas más. Todos fueron brutalmente asesinados por los secuaces de Manson, que escribieron la palabra “pig” (“cerda”) con la sangre de Sharon en la puerta. 

Manson y su familia acabaron siendo detenidos, pero lo cierto es que el gurú consiguió lo que siempre había querido: la fama. Y si no, que se lo pregunten a Marilyn Manson.

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