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CLUB DE CULTURA

¿Cómo se han ocupado la literatura y el cine del arte de Orfeo?

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Madrid

La literatura y la música se han retroalimentado casi desde el principio de la historia de la cultura, creando una simbiosis casi perfecta. Por poner sólo un ejemplo, no puede entenderse la poesía sin hablar de los trovadores. En aquel tiempo, la música tenía una función didáctica que buscaba enseñar a la comunidad -plagada de analfabetos- los valores morales y las normas de convivencia. Pensemos en nuestras jarchas, las cántigas, los cantares de gesta... Pero esa fusión entre música y poesía se rompió con la aparición de la imprenta, que convirtió la poesía en un objeto de lectura silenciosa. Algo que hasta el momento había nacido para transmitir conocimientos al pueblo se convirtió en un arte silencioso, en lo que hoy entendemos como un género literario.

Sugerencias de Álvaro Colomer:

  • "La voz del faquir”, de Harkaitz Cano (Seix Barral)
  • "Beatlebone”, de Kevin Barry (Rayo Verde)
Mario Cuenca Sandoval en los estudios de Radio Córdoba

Mario Cuenca Sandoval en los estudios de Radio Córdoba / Cadena SER

Mario Cuenca Sandoval en los estudios de Radio Córdoba

Mario Cuenca Sandoval en los estudios de Radio Córdoba / Cadena SER

  • "Escucha la canción del viento”, de Haruki Murakami (Tusquets)
  • "El malogrado” de Thomas Bernhard (Alfaguara)

Sugerencias de Álex Hinojo:

  • "Rocketman”, de Dexter Fletcher
  • "Todas las mañanas del mundo”, de Alain Corneau
  • "Bird”, de Clint Eastwood

Nuestro invitado es Mario Cuenca Sandoval, autor nacido en Sabadell, pero residente en Córdoba que el año pasado publicó ‘El don de la fiebre’, en la editorial Seix Barral, en la que reconstruye la vida de Olivier Messiaen, un compositor conocido como ‘El Mozart francés’ que creó una de sus partituras más espléndidas, el ‘Cuarteto para el fin del tiempo’, mientras estaba preso en un campo de trabajo nazi. Y se dice que, cuando la interpretó junto a otros músicos en el campo de Silesia donde se encontraba, la belleza entró, al menos durante unos minutos, en uno de los peores escenarios de la II Guerra Mundial. Pero Messiaen también recibía el apodo de ‘San Francisco de Asís de la música contemporánea’ por dos motivos: decía estar en perfecta comunión con Dios y, además, era un ornitólogo tan apasionado que incluso incluía cantos de pájaros en sus composiciones.

 
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