Los que son, los que serán y los que serían. Mi lista de amantes.
La Tana analiza la elección de nuestros amantes como prueba irrefutable de las personas que somos.
Madrid
¿Cuánto piensan ustedes en los amantes? No en sus amantes con nombres y apellidos, sino en cómo alguien puede convertirse (o no) en su último delirio. Aunque dure un suspirito. ¿Qué valores debe tener esa persona para alcanzar semejante categoría? ¿Qué calores tendrá que sofocar? Me gusta pensar en mis amantes para escucharme bien y tenerlos en cuenta. No doy identidades, pero sí examino....quiénes podrían serlo, dejaron de serlo o no lo serán jamás. Con esta reflexión, me doy cuenta, también, del tipo de persona que soy.
Entiendo que para alguien la panacea del placer pueda ser tumbarse en la terraza de ese ático, con vistas al oeste, para ver cómo se esconde el sol. Pero para que yo pudiera desear esos atardeceres, a ese posible amante le va a hacer falta algo más que un pollón. La pasta no me impresiona y con los poderosos intento relacionarme de lejos. Que cada uno escriba sus propios baremos para que elijamos con el mejor de los criterios.
Tu pareja dice mucho de ti. Explica en voz alta lo que callas. Evidencia lo que disimulas. Cada vez que soportas uno de sus numeritos, permites que se salga con la suya. Consciente e inconscientemente dibujamos nuestro propio retrato mostrando a quien nos acompaña. Y lo hacemos hasta cuando somos nosotras las que nos quedamos en casa.
Claro que pienso en mis amantes. En los que son, los que serán y los que serían. No vaya a escapárseme el que me gusta y me cruce de nuevo con quien ya fue.