'La hija de un ladrón', a la clase obrera no le importa el procés
La ópera prima de Belén Funes es la tercera cinta española que compite en sección oficial en el Festival de San Sebastián. Es un drama seco, áspero y contenido sobre una joven incapaz de relacionarse con su padre, desprovista de afectos y atravesada por la pobreza. Protagonizan Greta y Eduard Fernández, también hija y padre en la vida real
San Sebastián
Cuesta ver a directoras en las secciones oficiales de los festivales, cuesta ver a directores debutantes. Si juntas ambas cosas, todo se complica más. Por eso, había expectación ante La hija de un ladrón, la película de Belén Funes que une a Greta y Eduard Fernández, padre e hija en la realidad y ahora también en la ficción. "Teníamos mucha expectativa los dos, a ver cómo va, será intenso, será duro, a ver cómo nos llevamos... y la verdad, ha sido tan normal que hasta hemos echado de menos que hubiera alguna dificultad", reconocía el actor que hace doblete en esta sección oficial.
Todas las miradas se las lleva Greta, en un papel de madre coraje, fría y luchadora en la Barcelona más marginal. Es madre y lucha por encontrar trabajo ante la toxicidad de todos los hombres que la rodean. La historia ha puesto en el mapa a Belén Funes, una directora que inicia carrera y que muestra una nueva mirada en el cine español, que retrata la Barcelona excuida, ajena a la política, al proces, a las banderas, como explicaba su directora: "Hice una pequeña encuesta con las banderas en Barcelona. Es cierto que los barrios más periféricos, donde hay más dificultades, las banderas desaparecen bastante. Por eso no hay una referencia a lo que está sucediendo, es decir, la gente está en otra. También me parece que es una forma de hablar de política".
¿Por qué te interesaba esta historia familiar, explorar la relación de un padre y una hija?
Me interesaba hacer una exploración familiar de lo que pasa cuando te sientes muy solo y abandonado, y sobre todo, qué hacemos nosotros para dejar de sentirnos así, cuáles son nuestros mecanismos de supervivencia moral en un ambiente en el que estás tirado, tu padre no se ha podido hacer cargo de ti. Es un viaje a través de esas relaciones familiares que son tóxicas, sobre personajes que se intoxican entre sí y que son tremendamente infelices. Habla de la dificultad de romper los lazos de la sangre, que siempre son muy poderosos y tienen mucha fuerza.
También está la imposibilidad de estas familias cuya principal preocupación es el dinero, ¿es una realidad que cuesta ver en el cine?
Es una película que está situada en los márgenes y pone su foco allí. En el caso del personaje de Sara, es una mujer que no tiene muchas opciones, tiene tres o cuatro, y casi todas son seguir luchando. Entonces es un personaje poco reflexivo, que hace pocas construcciones intelectuales, lo único que hace todo el rato es tirar para adelante, seguir corriendo, y no sobrepensar la realidad
El personaje está marcado por la contención, es incapaz de expresar sentimientos y se repite la idea de que solo puede definirse como una persona normal
Es un personaje con unas herramientas emocionales escasas porque no le han enseñado a vivir, a reflexionar acerca de cómo se siente, no sabe muy bien cómo se quiere a la gente porque no la han querido nunca. Es un personaje que emocionalmente es un poco paralítico. No sabe moverse en el mundo de los sentimientos. Normalmente, toma decisiones que son erróneas, por eso, está atrapada en la relación con Dani, por eso es incapaz de entender que no quiera ser su novio aunque el compromiso con el bebé es ineludible. Yo me planteaba qué pasa cuando no tienes las herramientas emocionales para vivir la vida.
Parte del trabajo es acercarte de forma hiperrealista a esa Barcelona que no vemos, ¿cómo ha sido el proceso?
Por un lado está la geografía de la Barcelona desconocida, que son los barrios de la periferia, que en este sentido ha sido muy fácil acercarme a ellos porque es el propio telón de fondo de mi vida. Mi paisaje sonoro es la autopista. Soy de un pueblo que queda cerca de Barcelona en el que he visto a la gente que pelea todo el tiempo para poder seguir sobreviviendo. Y, por otro lado, está toda la documentación con mujeres que han vivido circunstancias similares a las que vivía el personaje. Entre conociéndolas a todas, he ido cogiendo aspectos de cada una de ellas y lo he puesto en este personaje. Yo admiro a Sara, no trabajo desde la pena con ella. Si tuviera que ser alguien, sería ella, y tendría una fuerza que nunca tendré. He querido hacer una especie de homenaje a esta gente.
¿Se puede salir de los márgenes?
E incluso sabiendo que las estadísticas van en tu contra, la gente lo que hace es seguir peleando porque no te queda otra opción. Lo que me gusta es que un personaje que la dejamos en mitad de la guerra, la guerra continúa cuando acaba la película, pero ella sigue en la lucha porque es una mujer que está en plena revolución. Está en una eclosión de yo voy a salir de esta, voy a tirar para adelante con mi hijo, voy a poder con todo esto. Entonces, las estadísticas y los números son muy desesperanzadores, pero eso no quita que la realidad se imponga cada día como algo que hay que sacar adelante.
Es tu ópera prima, la primera película directa a sección oficial, a competir por la Concha, ¿es difícil sacar una película adelante? ¿cómo está el panorama para las directoras jóvenes?
Pues en el fondo lo mío ha sido una historia de éxito. Escribí un guion, pedí unas ayudas y me las dieron ¿Por qué? Nadie lo sabe pero me las dieron y pude filmar la película de una forma más o menos cómoda. Fueron 6 semanas de rodaje que en los tiempos que corren fue un poco lujo. Estoy también a la expectativa de qué pasará con la segunda, ahí vamos a entender muchas cosas ¿Va a ser más fácil hacer la segunda, va a ser más difícil? El otro día hablaba con Cima y me decían que son 10 años lo que tarda una directora en hacer su segunda película, esto es dramático. Si yo escribo un guion ahora, en diez años estas flores están más muertas que yo qué sé. Hay que ver qué sucede ahora para valorarlo.
La segunda también tendrá una mujer en el centro, ¿te interesa crear relatos que coloquen a las mujeres al frente con este enfoque social?
Lo que pasa con las mujeres es que a veces ocupan en el relato un lugar que sirve para definir al hombre. La novia del protagonista, el objeto de deseo del protagonista... Entonces me hacia gracia ponerla a ella en el centro y romper con todos los hombres que tenía alrededor, la que conseguía desembarazarse de la dependencia que tenía con los hombres. Era una forma de acercarme a un personaje que también conocía porque evidentemente si soy mujer voy a saber hablar más de ese sentimiento desde una perspectiva de mi propio género que inventándome cosas. También es cierto que luego hay películas como 'No sé decir adiós', donde la protagonista es una mujer y está escrita por hombres, y es un retrato ultracertero de lo que significa la soledad. Estamos todos capacitados para escribir, pero siendo mi primera película quería controlar este proceso.
¿Cómo ha sido trabajar con Greta y Eduard Fernández, hija y padre?
Su relación es muy distinta en la vida real por suerte para ellos. Se llevan bien, son muy profesionales, han conseguido mantener su identidad para trabajar en la película porque han tenido que hacer cosas complicadas. Había que pegarse, insultarse... Han estado al 100 % todos los días de rodaje, Eduard vino menos, pero Greta que ha venido todos y cada uno de los días al rodaje, evidentemente, o tenía un compromiso conmigo o no se podía hacer la película.
Y usas un tono hiperrealista, casi documental, que te mete con realismo en esa Barcelona periférica
Yo quería que lo que se ve en la película se entendiera como una especie de documental, como algo que está narrado en presente, de forma cruda y áspera. Quería hacer una película limpia y transparente y menos relacionada con los códigos que tienen que ver con lo aparentemente cinematográfico. Por eso, no hay travelings, seguimos al personaje... Es cierto que esto del estilo cambia en cada cosa que haces, o debería ir cambiando, porque es aburrido repetir todo el rato lo mismo. Yo tengo mis referentes, pero he intentado más que retratar una realidad, meterme en ella. Diseñamos una forma de rodar que permeabilizara más en la realidad que se la mirara desde lejos.
¿Cuáles son esos referentes?
Se ven Ken Loach, los Dardenne, Andrea Arnold... Me gusta mucho Carlos Saura. He utilizado varias de sus películas porque me parecen superinspiradoras, cómo habla de las mujeres. Hice una mezcla de referentes que, de alguna forma, te hacen sentirte acompañado cuando haces la película.