Gérard Depardieu y Michel Houellebecq, el circo de dos 'trolls' en albornoz
El actor y escritor protagonizan 'Thalasso', cinta en competición oficial en la que divagan por un centro de terapias y se ríen de su decadencia mientras hablan de muerte, resurrección, política y sexo. Houellebecq se borra de la rueda de prensa y viene a pasearse a San Sebastián
San Sebastián
En sociedad atomizadas y sujetas a la dictadura de lo políticamente incorrecto, sacar la patita te convierte en un ‘outsider’. Y hombres tradicionalmente privilegiados encantados de lucir esa nueva etiqueta son Gérard Depardieu y Michel Houellebecq. Provocadores, polémicos, incendiarios, se han convertido en azote de mojigatos y disfrutan de ese estatus que los coloca al margen. Se lo han ganado a pulso. Si los dos tuvieran Twitter, serían unos ‘trolls’. Listos pero ‘trolls'. Y por eso han decidido protagonizar una película. Para dejar claro que se van a reír de su decadencia.
Guillaume Nicloux dirige esta parodia en la que el actor y el escritor se encuentran en un centro de terapias de Normandía, uno de esos sitios horrorosos donde te controlan la alimentación, no te dejan beber vivo ni fumar y te meten en cámaras bajo cero. Pero ellos están ahí para desafiar las normas, para no ser doblegados por una sociedad obsesionada con el cuidado del cuerpo. Ya no tienen nada que perder y han venido a liberarse.
Como una pareja artística, este gordo y flaco modernos reflexionan sobre la cultura -“lo artístico ahora está por todas partes”, dicen con sorna-, sobre el séptimo arte -“el cine es una mierda”- y sobre sus conquistas sexuales -medio star system francés- en medio de masajes con barro de algas. Ambos disertan sobre cuestiones como la fe, la religión y la muerte, tema central que les enfrenta en torno la resurrección. Su filosofía es la descreencia de lo establecido. La asunción de la caída del hombre blanco no les inquieta.
También hay espacio para la política. Apoyan a Putin, Houellebecq dice querer ser presidente de Francia pero Hollande planeó su secuestro en 2014. Estaba seguro de que le habría ganado. Con Macron tenía más dudas, aventura el escritor que combina la trama imaginaria de su rapto, la relación con sus secuestradores y la complicada convivencia familiar de estos con sueños con Sylvester Stallone. Un delirio que saben que no lleva a ninguna parte. Solo les divierte diagnosticar su existencia. “Sois la vergüenza de Francia”, le espeta un huésped de ese centro. Ellos no se inmutan. Ya se han acostumbrado.