'Mientras dure la guerra', Aménabar huye de la España de bandos
El director recrea el enfrentamiento entre Unamuno y Millán-Astray al inicio de la Guerra Civil desde el punto de vista de la llamada Tercera España. Karra Elejalde y Eduard Fernández protagonizan la cinta
El Cine en la SER: 'Mientras dure la guerra', Amenábar huye de la España de bandos (27/09/2019)
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San Sebastián
Termina el Festival de San Sebastián donde se han presentado algunas de las películas españolas de la temporada, como La trinchera infinita. También pasó por el certamen el estreno de la semana, Mientras dure la guerra. Es la visión de Amenábar del enfrentamiento entre Millán-Astray y Unamuno. En el cine clásico repasamos la carrera del director español desde que debutara con Tesis y de una figura inclasificable del cine, Rambo. En televisión, analizamos la carrera de Ryan Murphy, que estrena su primera serie con Netflix, The Politician.
Mientras dure la guerra (Alejandro Amenábar)
En su libro Paul Preston ya habló de la Tercera España. Esa a la que la guerra le pilló sin bando. Amenábar insiste en que él se posiciona en ese grupo y por eso le gustaba tanto la figura de Miguel de Unamuno. El filósofo y pensador tuvo su decepción con la República y financió el golpe de estado contra un régimen democrático. Después quiso mirar para otro lado cuando las purgas, los tiros en la nuca y las cunetas.
Finalmente se arrepintió, de ahí ese recordado discurso del Venceréis pero no convenceréis, del que tanto se ha discutido su existencia. Amenábar toma una decisión narrativa valiente, la de que todos conozcamos el final de la historia, la épica ya la sabemos y aún así emociona por ver a un señor enfrentarse a los fascistas, entre ellos Millán-Astray en el Día de la Raza.
Sin embargo, todo en la historia trata de mostrar que no se posiciona con ningún bando, como lo hizo su personaje. Es esa posición similar a la de los intelectuales de la época que para salvarse no se mojaron, aunque de poco les sirviera.
Mientras dure la guerra es una película de corte clásico, con una cuidada ambientación y asentada más en las interpretaciones y la palabra que en lo visual. El director trata de pasar desapercibido y dejar los diálogos como si fueran de una conversación de barra de bar. Hay decisiones estéticas, como la presencia perfectamente coreografiada de las banderas, la republicana y la de los sublevados.
Unamuno es Karra Elejalde, el actor se ha metido tanto en el papel que defendía así la posición del filósofo: “Tuvo unos buenos bémoles, para lo que le quedaba en el convento, se cagó dentro”. Eduard Fernández, por contra, dibuja un Millán-Astray excesivo, digno de un villano de cómic. Y, el gran descubrimiento es Santi Prego, un actor gallego que ha logrado una de las mejores interpretaciones de Franco.
Si con Mar adentro, Amenábar reabrió el debate de la eutanasia, con Mientras dure la guerra vuelve a dar en la diana justo cuando conocemos la sentencia a favor de la exhumación de Franco del Valle de los Caídos. La película llega con el auge de Vox, y con una desmemoria de la Guerra Civil que permite que todavía cientos de miles de asesinados sigan en las cunetas y con políticos con actitudes que no presagian nada nuevo.
Hasta siempre, hijo mío (Wang Xiaoshuai)
Un drama clásico que dirige el chino Wang Xiaoshuai y que en Berlín logró que sus actores se llevaran los premios de interpretación. Es una película que utiliza los flashbacks y la tragedia que vive un matrimonio tras perder a su hijo, para mostrarnos la historia reciente de China. Es un retrato monumental con una última hora de las más emocionantes de los últimos años que muestra las consecuencias de la política del hijo único en el país asiático.
Rambo: last blood (Adrian Grunberg)
Han pasado 37 años desde que apareció por primera vez en las pantallas de cine, pero John Rambo sigue fiel a sus orígenes. En esta ocasión le encontramos, eso sí, más sedentario, viviendo en su rancho, alejado del mundo, junto a su ahijada. Su tranquilidad se rompe cuando la chica le dice que quiere conocer a su verdadero padre. Y a pesar de las advertencias se irá a buscarlo hasta que un día desaparece sin dejar huella. Y naturalmente John Rambo intentará solucionar el problema a su manera.
Esta quinta entrega tiene una gran participación española. Paz Vega interpreta a una periodista que investiga la desaparición de mujeres en la frontera mejicana. Los malos son Oscar Jaenada, al que vimos haciendo de Camarón o de Cantinflas, y Sergio Peris Mencheta que confiesa que, aunque de pequeño era más de Rocky, no podía decir no a enfrentarse cara a cara con el mismísimo Stallone.
La película está dirigida por Adrian Grunberg, pero como dice Oscar Jaenada el que controla absolutamente todo es el propio Stallone.
La película sigue siendo tan violenta y sangrienta como otras de la saga, pero quizá un poco más melancólica e introspectiva, como si se cerrara definitivamente aquí la historia de Rambo. El propio Stallone, sin querer confirmar que esta será la última película del personaje, sí afirma que el film quiere lanzar una idea a los espectadores: “las personas no deben estar solas, porque es de las peores cosas que le puede pasar a un ser humano, la soledad, el abandono, el aislamiento… y cuando tienes a alguien es tan bonito que harías cualquier cosa incluso sacrificarte por esa persona a la que quieres. Eso intento decir, que incluso Rambo no soporta estar solo, necesita contacto humano, necesita amor”, dice.
Si es un fan del personaje ya lo sabe, Rambo ha vuelto. Y esta vez se enfrenta a aquellos que han hecho daño a su familia. Un Rambo que en esta ocasión y según Sergio Peris Mencheta tiene un mensaje menos político. Menos político, pero igualmente de sangriento y vengativo.
Señor (Rohena Gera)
Las limitaciones a las que se enfrentan las mujeres quedan reflejadas en Señor, esta película de amor y de clases que dirige Rohena Gera y que tiene una clara premisa: no se elige a quien amar. Protagonizan esta historia Ratna y Ashwin. Ella una viuda de pueblo que va a la ciudad, a Bombay, a trabajar como empleada del hogar para tener un poco de libertad y poder pagarle los estudios a su hermana. Y él un hombre de familia adinerada que acaba de sufrir un desengaño amoroso.
Si hablamos de un hombre y una mujer jóvenes conviviendo solos en la misma casa, automáticamente pensaremos que tiene que pasar algo entre ellos. Pero no satisfarán nuestros deseos tan fácilmente porque en la India ese tipo de relaciones no están bien vistas. Así que esta trama que parecía predecible se convierte en un suspense que nos mantiene pegados a la pantalla deseando saber qué pasará con esa relación transgresora para la sociedad.
Rohena Gera quería plasmar y superar en su primera película las barreras existentes en la sociedad india. En esto juega un papel muy importante el piso que ambos comparten. Las finas paredes de la casa separan claramente el espacio entre Ashwin y Ratna, remarcando la diferencia entre esos dos mundos existentes. Muchas veces vemos la pantalla dividida por ese muro dejando a un lado una habitación con aire occidental, de un hombre que ha vivido en Estados Unidos y ha visto mundo, y por otro un espacio más tradicional con adornos que evocan las costumbres del pueblo de Ratna. Y también tenemos el pasillo, un espacio que encarna al mismo tiempo la idea de separación y conexión.
Esta película disfrazada de romance, con referencias a la comunidad LGTB y a la causa ecologista, hace una crítica de la sociedad de castas, la enorme diferencia entre ricos y pobres y la división de un país entre tradición y modernidad. Detrás de la historia bonita del señor y la criada hay un retrato de un país tan ideológicamente conservador que afecta incluso a los sentimientos y a veces impide la realización personal. Dice su directora que Señor es un homenaje a las mujeres en general y a las personas que encuentran la forma de sobrevivir en circunstancias sumamente difíciles.