Mensajes dictados por el diablo
Que dice la Tana que si vas a intentar quedar con ella, que mejor, consultes con el averno.
Madrid
Cada vez que recibimos un mensaje llamándonos al sexo, si quien lo envía nos interesa, se activa el protocolo del deseo. Basta con corroborar las ganas, saber de las intenciones, para que automáticamente, imaginemos. Imagino las palabras que me gustaría recibir para comulgar lo que tantas veces rezo. Un escueto mensajito, no quiero mucho, no más de tres palabras, una escueta frase que no deje ninguna duda y que explique lo que no se cuenta.
Sorpréndeme citándome: ¡Esta misma noche! ¿por qué no? rondando las cinco de la madrugada, cuando ya se supone que todo acabó. Yo tendré el cuarto y mitad que me corresponde, dispersando mis ganas, dejándolas aquí y allí, para que sepan que, esta vez, quien me ha buscado me encontró.
Quiero recibir ese mensaje que, seguro, dicta el diablo, para bajarme a los infiernos, si hace falta, a hacer realidad todas nuestras ganas.