¿Un Joker de ficción promueve la violencia real?
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Madrid
Esta semana se estrena Joker, una película que llega acompañada de muy buenas críticas y de una polémica suscitada sobre si el largometraje incita a la violencia al presentarnos a un personaje con problemas mentales que decide vengarse de un sistema que lo ha dejado tirado. A las quejas se han sumado familiares de las víctimas de un tiroteo masivo que se produjo en 2012 en EE.UU. durante la proyección de la película de Batman El caballero oscuro. Fueron asesinadas 12 personas y el homicida fue condenado a más de 3000 años de cárcel.
Tal ha sido la controversia que la Warner Bros ha tenido que explicar que es solo cine, que la película no defiende la violencia que cuenta, y que, por lo demás, condenan los asesinatos en masa, muestran su empatía hacia las víctimas y piden a las autoridades que aborden lo que ya es una epidemia. Ya es raro un mundo en que hay que explicar lo evidente y en el que se difuminan de manera tan preocupante las fronteras entre la realidad y la ficción. Porque a base de establecer relaciones causa-efecto podemos ir limpiando de asesinos de ficción películas y libros mientras homicidas de carne y hueso compran armas de verdad y se cobran vidas reales sin que, quizás, hayan visto una sola película violenta ni hayan leído una novela negra en su vida. Su locura puede alimentarse solo con los telediarios.