Reventemos las políticas del odio
Imaginen la romería de su pueblo repleta de diversidad sexual. ¿no seria lo mejor para que nos respetáramos mucho más?
Madrid
Una de las mejores cosas que podemos hacer cuando los intolerantes aprietan las tuercas es soltarnos la melena. Ondear al viento cual bata de cola nuestra diversidad sexual. Hacer que les explote en la cara y que les salpique. Mezclémonos en las fiestas patronales. Acompañemos a la Virgen. Hagamos de cualquier fiesta la oportunidad para exhibir con orgullo quiénes y cómo somos. Con estos parámetros se han celebrado las fiestas de septiembre de Lorca, en Murcia .Y el I encuentro LGTBIQ, que también se ha disfrutado. Fue bueno para los de la huerta conocer a sus vecinas drag queen, que por muy belgas que sean, residen en Almendricos... ahí al lado.
No siempre es fácil subirse a los tacones del arcoiris. Es tan difícil, como que Murcia es la única región de España donde la consejería de educación de la provincia ha permitido que se activen los controles parentales para que los niños no reciban educación sexual si los padres no quieren. Si un padre es homófobo, no querrá que su hijo sepa que se puede ser homosexual. Querrá que sea un apestado, un desgraciado, alguien que sufra. Argumentan que tienen derecho a educar a sus hijos como consideren. Como si la homofobia fuera un derecho, cuando hasta Naciones Unidas mantiene que es una vulneración de los derechos humanos.
Pero hubo elecciones y la ultraderecha entró en el gobierno murciano. Y por eso, Hazte Oír, ultracatólicos de referencia, ha lanzado una campaña :“Mis hijos, mi decisión”. Como si no enseñarle a una niña lo que es la homosexualidad pudiera impedir que fuera lesbiana. YA han sido denunciados por CCOO ante la Fiscalía General del estado por delito de odio.
A ver si en las próximas elecciones nos acordamos de quiénes son los que hacen las políticas de odio. Lo bueno, es que tenemos una cita con las urnas bien pronto.