Ideología y ambición

Madrid

La política es ideología, estrategia y grandes dosis de ambición. Por eso el caso de Juan José Cortés, tan llamativo, luego no es tan raro. Al hombre alguien le dijo -se lo dijo quien le fichó- que era importante, y al hombre ahora el Senado le parece una migaja. La verdad es que le dijeron cosas muy bonitas, que podrían enamorar a cualquiera. Aunque parezca remoto, hace sólo unos pocos meses que Casado piropeaba a Cortés.

Se dicen cosas bonitas en política. También las más feas, que son las que ha dicho Girauta -sin que le hayan desautorizado- de su anterior partido. Eso también es política: te vas, te echan, te cambias. Con los años, Girauta se fue a Ciudadanos, de quienes ya no quiere saber nada Manuel Valls. De hecho, renuncia a volverles a votar. No hay despechos iguales como los que los políticos llegan a sentir por sus propias siglas.

Esos pequeños cambios, cambian todo. A Podemos le queda sólo uno de sus fundadores y otro se fue a fundar su partido que tiene ya su propia crisis. No hay partido sin críticos: miren los que se fueron yendo de UPyD a Ciudadanos para acabar compartiendo lista con lo que quede de UPYD. Rosa Díez, que aspiró a liderar el PSOE y creó su propio partido, ha estado a punto de acabar en el PP con Cayetana Álvarez de Toledo, que se fue del PP antes de volver al PP. No como Abascal, que se fue para recalar en Vox para pactar con el PP.

Ideología, encuestas y ambición. Y el factor humano importa más de lo que parece. Ha tenido Casado que reconciliarese con aquellos que apartó y ellos se han tenido que sacrificar y regresar a las listas. Fue siempre así: viajes de ida y vuelta, como sabe Juan José Cortés. Quizá él también piensa que entrar en un partido político es el primer paso para fundar el tuyo propio.