En el suicidio, el silencio mata
Hablamos con Agustín Erkizia sobre el suicidio; su hijo se quitó la vida hace 6 años, cuando tenía 17
"Es un tema tan tabú que nadie quiere hablar"
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Bilbao
"El suicidio de mi hijo se produjo el 4 de marzo de 2013. Cada proceso de duelo es personal e intransferible; mi mujer realizó su propia vía y yo realicé la mía".
Así arranca nuestra conversación con Agustín Erkizia, en torno al duelo y la supervivencia. En su búsqueda llegaron un año después a Barcelona, tercer sábado de noviembre.
"Y ahí vimos por primera vez que no éramos unos bichos raros, que había gente que salía y recordaba a sus seres queridos. Mirándonos solamente a los ojos éramos capaces de comunicarnos por el sufrimiento tan horroroso que genera una pérdida de esta naturaleza".
Primer contacto, primer reconocimiento.
"Tuvimos ocasión de conocernos y de hablar. Ese es uno de los grandes problemas que existen en torno al suicidio; que es un tema tan tabú que nadie quiere hablar. El silencio es lo que nos mata".
De ahí nace la asociación Biziraun, "superviviente" es la traducción, la que junto a su mujer y otra superviviente pusieron en marcha buscando un soporte porque: "Es difícil encontrar espacios donde se permita hablar del suicidio y entre los propios familiares también, no hay espacios donde podamos hablar".
Lo que sí está claro, nos decía Agustín, es que llevas una mochila de por vida, enormemente pesada y el silencio es una losa más: "El suicidio tiene son elementos añadidos que endurecen aún más el proceso de duelo. Uno de ellos es el silencio, nunca más se vuelve a hablar de tu ser querido. Y cuando lo mencionas, la gente se calla y si puede evitarlo, lo evita o cambia de tema".
Le preguntamos, ¿y si no te atreves? ¿Y si no preguntar forma parte del respeto? Y nos reconoce que "la palabra suicidio la escuchas por ahí, pero nunca piensas que puede pasar en tu propia familia. Este es uno de los temas que hay que tratar en el sistema educativo, el cómo gestionar las emociones y hablar claramente del suicidio porque hay mucho suicidio entre la juventud".
Mientras, los supervivientes continúan y lo hacen en la nada. "No sabes a qué agarrarte en la vida. Miras a tu alrededor y no encuentras nada. Y ante la nada, ¿qué hago?", comenta Agustín.
Y te conviertes, nos dice, en un radical emocional, inevitablemente, para quien ha cambiado la noción del tiempo, para quien sus prioridades son otras: "Nuestro hijo, el que está aquí con nosotros, es un punto importante para nosotros, no hacemos ningún movimiento sin que él lo sepa. Mi mujer y yo lo comentamos muchas veces... en la vida hay algo más que esto..."
Y es ésta una de sus principales demandas, grupos de ayuda mutua impulsados desde lo público para los supervivientes. "Cuando una persona ha tenido una pérdida de esta naturaleza, no está enferma, no es patológico. Tiene un dolor del alma, pero un dolor que "me tiro por la ventana"
Y concluye Agustín, el objetivo final está claro: "Siempre pensamos en el sistema de salud y es importante, pero no son los únicos. Hay que sacarlo del ostracismo donde se encuentra porque la mejor materia prima que tiene el suicidio para seguir avanzando es el silencio. El silencio mata".