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El espíritu olímpico de México 1968

El 17 de octubre de 1968, los atletas Tommie Smith y John Carlos subieron al podio de los doscientos metros lisos con un guante negro en la mano para protestar contra la discriminación

El espíritu olímpico de México 1968

El espíritu olímpico de México 1968

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Si tenemos en cuenta que los Juegos Olímpicos nacieron como una oportunidad para que la humanidad compitiese de forma amistosa, dejando atrás la afición que tenemos a matarnos entre nosotros, no se puede decir que tengan el mejor expediente en términos de moralidad.

En 1936 no vio como un problema la celebración de los juegos olímpicos de verano en Berlín, la capital del régimen nazi que había subido al poder con un programa abiertamente racista y belicista. Pero, en cambio, las autoridades olímpicas sí vieron un problema en el gesto de celebración de dos atletas en México, 33 años más tarde.

El 17 de octubre de 1968, Tommie Smith y John Carlos subieron al primer y tercer peldaño del podio de los doscientos metros lisos. Los dos llevaban un guante negro en una mano, que levantaron cuando subieron al podio. Smith y Carlos lo hicieron para protestar contra la discriminación sistemática que sufrían los afroamericanos en Estados Unidos.

En la conferencia de prensa posterior a su gesto, Tommie Smith dijo que “si gano, soy americano, pero si hago algo malo soy ‘un negro’”. Preguntado por los abucheos de gran parte del público respondió que “la América negra lo entenderá”.

Los que no lo entendieron fueron los miembros del Comité Olímpico Internacional, que consideraron que los atletas habían “roto el espíritu olímpico” y los expulsó a ambos el 18 de octubre.

Al volver a casa, Smith y Carlos recibieron amenazas de muerte y críticas de muchos comentaristas; blancos, evidentemente. Como acostumbra a pasar, el tiempo puso a cada uno en su lugar. La foto de Smith y Carlos se volvió en una de las más icónicas de la historia de los Juegos Olímpicos, y en el año 1998 ambos recibieron un homenaje por su lucha por los derechos civiles.

Una lucha que, como podemos ver con el movimiento de Black Lives Matter, ha avanzado mucho más lenta que Smith y Carlos.

 
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