No estoy yo para santificaciones, ni propias ni ajenas
La Tana ha querido reflexionar sobre la noche de difuntos, ¿o será sobre Halloween?
Madrid
Lo peor que puede pasarnos, créanme, sería morirnos. NO sé cómo se llevan ustedes con el tema, pero yo, me llevo como puedo. Anoche celebramos Halloween, claro que sí. Nos disfrazamos y nos paseamos. Sacamos el monstruo que llevamos dentro y gruñimos, espero, que solo de placer.
Me gusta que hayamos sido capaces de sacarle la parte más carnal a esta cita. Y que en la mayoría de las fiestas de anoche, alguien se encandilase de más. Con suerte, se vieron nada más llegar a la fiesta, pero tardaron un poco más en reaccionar. Si hay que deshacerse de algún muerto, mejor planearlo bien. En una de esas fiestas puede pasar de todo. Y, créanme, yo estuve en una gran fiesta, pero hubo una de esas de Halloween con código de vestimenta, de esas a las que da gusto ir… Por lo bien que estás. Por la gente que conoces. Por los mordiscos que te pueden pegar.
Imagínense si nos hubiérsemos quedado solo con la celebración de antaño, ¿recuerdan?
Abuelas llevando flores al cementerio. Tristeza y congoja por los que no están. Dolor y lágrimas. Leyendo el santo Evangelio según San Mateo, “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados”.
Eso rezaba la mía cuando llevaba flores a sus tumbas… Cada uno que haga lo que considere, no me voy a meter yo en cómo deben celebrar ustedes, pero a mí, si me dan elegir, yo soy más de todas esas aventuras carnales que de santificaciones y beatificaciones. Total, si para mí no va a haber hueco más que en el infierno.